Revista Economía

Multar a padres de menores que reinciden en comas etílicos: un razonamiento que podríamos llevar al extremo. Reflexiones sobre ética, moral y Estado.

Publicado el 06 junio 2013 por Niko Garnier @BolsayFilosofia

Noticia de hoy:
http://www.abc.es/sociedad/20130605/abci-multas-comas-etilicos-201306051311.html

Me hace gracia cuando de vez en cuando rozamos temas filosóficos tan profundos como éste. ¿Quién es responsable? Es evidente que los padres tienen una gran responsabilidad. Deben formar y educar a sus hijos. El razonamiento es correcto, pero tiene más que ver con cuestiones teóricas, abstractas, filosóficas, que con cuestiones legales de Estado.

¿Qué es educar?
Educar es ante todo dar pautas de comportamiento, dar rutinas, y civilizar el animal que es el ser humano. Todos los niños hemos aprendido igual: por imitación. Eso significa que no alcanzamos un modelo de comportamiento a través de la razón sino simplemente copiando. Visto al revés, desde el punto de vista de los padres, se trata de dar ejemplo. Obviamente eso es complicado porque exige intentar en todo momento tener un comportamiento modelo.

Hoy he visto un nuevo anuncio-campaña que trata de evitar que los jóvenes se emborrachen salvajemente. Esa tenencia es creciente: para limitar accidentes mortales, ponerse el cinturón, la violencia de género… El Estado se gasta el dinero en publicidad… que en mi opinión no sirve absolutamente para nada. Porque como digo, educar no es cuestión de racionalidad sino de emociones y actos.

Es increíble, porque eso lo saben perfectamente los psicólogos. La relación afectiva es la que crea vínculos. Sin eso no hay transmisión. ¿Qué relación afectiva puede haber con el Estado? Ninguna. Si pretendemos educar con campañas informativas, es que no hemos entendido nada. Los comportamientos y las costumbres sólo se arraigan si hay vínculos y emociones.

Cada vez más, las futuras generaciones se educan en el colegio y a través de los medios, la TV y ahora internet. Los padres llegan a casa muy cansados y no quieren asumir su responsabilidad. Eso tendrá consecuencias a largo plazo, no sólo en cosas directas como ésta (borracheras de los hijos). El problema es que a largo plazo… ¿a quién le importa? Es casi imposible establecer relaciones de causa-efecto.

Cuando se llega al extremo de legislar, igual que con el tema de prohibir fumar en público, es porque se alcanza un punto muy grave, de epidemia, y ahí es cuando hay que legislar. Porque no lo olvidemos, estamos hablando de leyes, no de ética ni de moral. La ley es un tema práctico, mientras que la ética es un tema conceptual, abstracto. En esta sociedad práctica y corto placista, sólo se toman cartas en el asunto cuando el tema es grave: si vas al médico porque te duele la garganta y las pruebas básicas y rutinarias no revelan nada, te mandan para casa. Tienes que esperar unas semanas a que el problema sea más grave, y entonces sí te atienden.

Las asociaciones de padres se quejan de la medida, y con razón en parte. Obviamente hace falta prevención. Pero, ¿quién es el responsable de ésto? ¿El Estado? Una vez más, no lo creo. Prevenir es cosa de todos, de la sociedad, de los valores que se transmitan. Y eso es difícil cambiarlo por “decretazo”…

Aquí ocurre lo mismo que con la burbuja inmobiliaria: hace años, muchos años que eso es un problema evidente. Basta con salir a la calle y ver los botellones gigantes, las edades de los que beben, etc. Basta con una observación simple y sencilla de la realidad, no hace falta ser un experto en nada ni ser licenciado para darse cuenta de la deriva social. Sin embargo, al igual que con la burbuja inmobiliaria (evidente para un niño, al estilo del cuento del rey desnudo), ningún responsable (político, económico ó moral) se atrevió (ó tuvo el eco suficiente) de denunciar el problema ANTES de que fuera muy gordo. Eso es lo que haría un buen padre de familia: detectar y corregir el problema antes de que sea inmanejable. Pero nuestros gobernantes no son buenos padres de familia porque sólo nos dicen y nos dan lo que queremos oir y recibir. Cuando no es así, pues votamos a otro que nos haga más felices a corto plazo… o eso creemos.

¿Va a cambiar que se multen a los padres de hijos reincidentes en comas etílicos una tendencia global de la sociedad? Lo dudo mucho, muchísimo. Pero el tema que toca es interesante: los padres son responsables de ésto y de otras muchas cosas. ¿Por qué no multar a los padres cuyos hijos sean ladrones reincidentes por ejemplo? También nos podemos ir al extremo: ¿alguien ha investigado la infancia de alguno de los locos que matan en las escuelas de EEUU? A veces podemos establecer una relación causa-efecto, y otras no. Pero hay una realidad muy profunda que ésta noticia apenas roza: todos estamos interconectados, toda la vida es conexión e influencia. Todos somos culpables en mayor ó menor medida de la sociedad que tenemos.

Es un tema filosófico que da para un libro entero. La noticia no habla de ésto porque se trata simplemente de legislar para que el Estado AHORRE dinero evitando gastos repetitivos y evitables.

Insisto en una idea reiterativa: el Estado no debe ser el responsable de educar a la gente (ni a los adolescentes ni a los adultos). Una sociedad donde esa responsabilidad va desplazándose de las familias hacia las colectividades públicas (colegios, medios) y el Estado, es una sociedad que está cambiando su modelo de civilización sin ni siquiera darse cuenta de ello, y ahí está precisamente el peligro. Una sociedad pseudo-colectivista donde la masa tiene más poder.

Mi opinión es que el Estado no es un ente “moral”, sino una cabeza que debe gobernar para los intereses de la mayoría. Eso cada vez es menos cierto: el Estado parece a veces una “ONG” solidaria, y protectora de intereses minoritarios, lo cual estaría bien si no fuera su actividad principal (pero bueno es otro debate). Viendo que los gobernantes se dedican a retirar subvenciones en la cafetería de los Senadores, uno se pregunta si les queda tiempo para hacer lo realmente importante…


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