Un titular del periódico económico Expansión me ha llamado la atención desde hace tiempo: Las multinacionales reducen su exposición a España. Nuestro país ha cambiado mucho desde la llegada de Mister Marshall pero hay sectores rancios que se niegan a superar su condición de colonia.
Otro titular de hace un año: Las empresas de EEUU amenazan con dejar España si Rajoy no toma medidas contundentes. Suelen ser sectores que se consideran “patriotas” (yo desde luego no). Olvidan que la mayor parte del empleo y la riqueza y del tejido económico social en nuestro país está configurado pequeñas empresas.
![Multinacionales que “huyen” de España y economía a escala humana mister marshall economía multinacionales](https://m1.paperblog.com/i/268/2689162/multinacionales-que-huyen-espana-economia-esc-L-5wCChR.jpeg)
Así es. Según el Círculo de Empresarios, el tejido empresarial español está compuesto en un 99,2% por micro y pequeñas empresas en España las medianas y grandes empresas representan un 0,7% y un 0,1% respectivamente sobre el total. No obstante éstas últimas tienen un número medio de empleados superior al resto de países analizados en la Unión Europea.
Tiene algo de “sanitaria” esa preocupación porque las multinacionales se vayan de España calificando el hecho de “exposición” como si el conjunto de la sociedad española fuera un virus capaz de provocar una enfermedad terrible o incurable.
El mejor antídoto para ello creo que es una sociedad económicamente basada en cuantos más proyectos sólidos y tendentes al bien común mejor. El crecimiento incontrolado lleva al totalitarismo económico, al monopolio.
También tiene algo de marketing del miedo. Del miedo, muy arraigado en nuestra sociedad a perder empleos. Aquí me parece importante que no es lo mismo empleo que trabajo. Sea del tamaño que sea en nuestro país el empleo es de mala calidad y perderlo no debería darnos miedo, provenga de una empresa multinacional, de una mediana o de una pequeña. El trabajo es otra cosa y está ligado ala dignidad de la persona. Trabajo hay mucho por hacer, el reto es dignificar el empleo, que tenga calidad.
Alabar por alabar al grande es signo de sumisión. Se alaba al grande por la magnitud de su aporte a la sociedad, entiendo. Aunque a casi nadie le gusta pagar impuestos, es una buena medida para medir el “retorno” de las empresas a la sociedad. Resulta que, por ejemplo, los siete gigantes de Internet pagan en España solo un millón en impuestos.
Otros opinan que si las grandes fortunas huyen de la fiscalidad nacional, tal vez la solución pasaría por revisar dichas leyes fiscales para hacerlas más competitivas y atraer a dicho capital en lugar de espantarlo hacia otros países. Lo cierto es que si hay normas han de ser para todos igual y eso aquí no ocurre porque hay beneficios para los grandes y rigor para los medianos y pequeños.
La Organización Profesional de Inspectores de Hacienda (IHE) ha advertido de que el tributo que necesita una reforma “más en profundidad” de todos es el impuesto de Sociedades, pues de sus agujeros se están beneficiando numerosas grandes empresas que pagan “una tasa efectiva sobre beneficios inferior a la de un mileurista en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF)”.
No creo que una empresa sea “mala” o “buena” por su tamaño. Hay que analizarlas a escala humana. El valor social de su actividad, su comportamiento económico y laboral, su impacto ecológico. Así habríamos de analizar la noticia de ayer, por ejemplo: El gigante alemán E.ON se va de España con la venta de activos por 6.000 millones.