Cuando hablamos de guerra en el mundo antiguo todo el mundo imagina las legiones de Roma, los hoplitas griegos, los carros egipcios e incluso los elefantes de Cartago. Es fácil pensar en arqueros, hombres de armas y caballería. ¿Qué pasaba en el mar?
Las civilizaciones antiguas eran sumamente dependientes del elemento acuático. No sólo bebían sino que en un mundo en el que escasean las carreteras o los caminos rápidos y seguros, el mar o los ríos se convierten en opciones fiables, veloces y relativamente baratas. Un barco tenía un enorme costo inicial, tanto en dinero como en madera, textiles etc. No obstante, la inversión se recuperaba con gran rapidez. Tal y como se hace hoy día los barcos cobraban pasaje. Era muy apreciado el pasaje de vuelta, esto es, cuando los barcos volvían de sus entregas comerciales, vacíos, dejaban un espacio para pasajeros que permitía al patrón rentabilizar la excursión.
No obstante el mar, se sale sin duda del ámbito de control de cualquier rey o caudillo y rápidamente se hizo necesario defenderlo. La guerra en el mar, el conflicto naval, tiene una serie de características muy especiales en la antigüedad.
Si nos paramos a pensarlo en un mundo sin pólvora, la acción naval solo tiene tres pilares: el tiro con arco, el choque barco con barco y el abordaje. Es en cierto modo una imitación del modo de actuación en la guerra terrestre, en la que primero se bombardea, se asedia y se asalta. Con ese tipo de mecanismo no se necesitaba ningún grado de especialización en la tecnología naval: todos los barcos se usaban del mismo modo.
No es de extrañar que cuando Ramsés III se enfrentó a los Pueblos del Mar hiciera especial hincapié en la fase de tiro: quería preparar el abordaje lo mejor posible, de tal manera que se anulase la posición de superioridad de los Pueblos del Mar con sus hachas y espadas. Esto lo aprendió bien de la malograda flota de Ugarit, desaparecida y reutilizada por estos Pueblos para la piratería a gran escala por el Mediterráneo. Es o quiere decir otra cosa: los barcos, en cualquier caso no se hundían, se inutilizaba a la tripulación.
Por tanto la primera característica del combate marítimo era la siguiente: se combatía igual que en tierra, pero sobre una superficie flotante, haciendo especial hincapié en la eliminación de objetivos móviles de los barcos contrarios.
Además podemos extraer otra conclusión: las rutas comerciales del mediterráneo, debían ser los suficientemente ricas como para permitir la aparición de una suerte de primera piratería. Que existían piratas en el mundo antiguo queda implícitamente corroborado en la Iliada, donde se especifíca claramente que los barcos aqueos deben marchar dispersos de la Hélade hasta Troya y luego reunirse para así evitar el asalto masivo de piratas.
Atenas es un ejemplo de reutilización de técnicas pirata en la guerra marina. Entre ellas se contaban algunas como el periplous que consistía en rodear al barco que se quiere abordar, o el diekeplous, la técnica de embestir con un espolón barcos enemigos y así hacer un paso en un cerco. Con esas dos técnicas la flota ática se hizo con el poder del mar en Grecia, y por ende con los beneficios comerciales. Una prueba de ello es que ante la falta de hombres para la guerra, los atenienses se reservaban para la flota y los mercenarios para el combate terrestre, claramente dominado por los espartanos.
Sin embargo fueron los mismos griegos los que acabaron con la gallina de los huevos de oro. Cada vez creaban barcos más grandes, más pesados, con peor maniobrabilidad y las tropas del interior comenzaron a cobrar más importancia sobre todo para lanzar dardos. Ésto favorecía a potencias como roma, con una gran cantidad de hombres y mercenarios en el caso de Cartago. los griegos no podían competir con estas nuevas potencias en ese campo: el mar cambiaba de dueños.
Por tanto si la egipcia fue la época en la que se sentaron las bases del combate acuático y la griega fue la de la técnica nautica, el periodo romano-púnico fue la época del perfeccionamiento de los métodos de asalto. Se crearon garfios y pasarelas, es decir se adaptaron las técnicas de combate terrestre al agua. Y funcionó, tanto, que las grandes guerras marítimas se acabaron por siglos. Roma, con el dominio del mar se dedicó a perfeccionar el ataque anfibio, utilizado sobre todo para acabar con los nidos de piratas de islas recónditas. Pero no solo contra piratas se utilizaron. Los Venetos fueron poco a poco arrancados de la tierra y volcados al mar, donde a buen seguro, serían aniquilados por las legiones, en definitiva en el último periodo antiguo, se perfecciona la técnica del abordaje, aun en tierra, lo que otorgaba el dominio total del poder en el mediterráneo.
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El resultado final es que si bien conocemos las lineas básicas de actuación de los especialistas en el mar, Aun queda mucho por desentrañar.