Representación artística de un exoplaneta con atmósfera.
Créditos: AstronomyOnline
Hace unos días pude leer en la revista Astrobiology la creación de un nuevo parámetro que indica la capacidad de un planeta para albergar vida. Se llama "Índice de habitabilidad planetaria" y aplicando este nuevo parámetro tan sólo se salvan 2 de los 704 confirmados: Gliese 581d y HD 85512b, desbancando así a Gliese 581c, el candidato en el que estaban puestas todas las expectativas.
Según pude leer en el diario Público, Dirk Schulze-Makuch, de la Washington State University y autor del libro Life in the Universe, opina que "La primera cuestión es si es posible encontrar condiciones similares a las de la Tierra en otros mundos (...) La segunda, es si existen condiciones en los exoplanetas que sugieran la posible existencia de otras formas de vida, sean conocidas o no para nosotros".
El criterio más usado por astrobiólogos se basa en el concepto de zona de habitabilidad, que es aquella en la que por su temperatura el agua podría estar en estado líquido. Pero este criterio tiene muchas lagunas ya que, por ejemplo, cuando un planeta tiene atmósfera y existe algún tipo de efecto invernadero, el exoplaneta podría estar fuera de esa zona y, sin embargo, ser capaz de albergar agua líquida en su interior debido a las temperaturas que se generan.
Luna... ¿sí o no?
Por otra parte, en 1993 un estudio propuso que para que un planeta tuviera vida debería tener un gran satélite -tal y como sucede con nuestro planeta- pero esta creencia se está poniendo en duda a raíz de una nueva investigación liderada por Jack Lissauer del NASA Ames Research Center. Según he podido leer en Universe Today, "podría haber muchos mundos más habitables ahí fuera", afirmó Lissauer.
Él y su equipo simularon una Tierra sin satélite durante un período de 4 millones de años, dando como resultado que el eje de la Tierra variaba mucho menos de lo que el estudio de 1993 sugería. De hecho, la inclinación sólo varía entre 10 y 50 grados; incluso en períodos de 500 millones de años, la inclinación sólo variaba entre 17 y 32 grados.
Sistemas únicos
Darren Williams, de la Penn State University, también está de acuerdo con Lissauer. "Las grandes lunas no son necesarias para estabilizar ni la inclinación ni el clima. Las grandes lunas podrían ser incluso perjudiciales en algunos casos. Cada sistema es único", dijo.Y esa es la cuestión, que cada sistema es único. No podemos sacar una ley que se aplique a todos los exoplanetas descubiertos, sino que hay que analizarlos uno a uno, ya que las condiciones que presenten nunca serán iguales a las de otro, por lo tanto, habrá que analizarlo de forma independiente.--¿Te interesa? Sígueme también en Twitter.