Arrorró, arrorró.
Cierra los ojos, mi blanca azucena,
mi suave muñeca de rizos de oro
cierra los ojos, princesa,
duermete ya, mi tesoro.
No tengas miedo, pequeña
mamá junto a ti monta guardia.
Eres el sol de mis dias,
eres la luz de mi alma.
Arrorró, arrorró.
Duerme mi niña, duerme.
Cierra tus dulces ojos al mundo,
Esconde del frío mal
tu brillante mirada plateada.
No los abras mi dulce niña,
duerme, pequeña descansa.
No mires a la envidia a la cara,
a la maldad, el odio, la inquina.
No abraces bondades sesgadas,
mentiras bonitas que bocas odiosas regalan,
no dejaré que te hundan la vida
quienes entre algodón viven y a hierro matan.
Arrorró, arroró.
No vuelvas a abrirlos, mi cielo,
nunca los abras, mi alma,
que papá no nos quiere a ninguna,
que papá no nos quiere y se marcha.
No llores, luz de mi vida,
no llores, flor de mi calma,
sé que el agua está fría,
no llores, mi niña y traga.
Pronto acabara el frío,
el calor de mis venas lo aplaca,
pronto estaremos lejos del odio,
mi linda muñeca de porcelana.
Arrorró, arrorró.
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