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“MUÑECAS ROTAS” de James Carol

Publicado el 16 diciembre 2018 por Marianleemaslibros
“MUÑECAS ROTAS” de James Carol
“Una lobotomía consiste en cortar las conexiones con el córtex prefrontal, la parte del cerebro responsable de la personalidad y la toma de decisiones.
El córtex prefrontal es crucial, entre otras cosas, porque nos permite diferenciar entre ideas contradictorias, nos permite determinar lo que es bueno o malo, peor o mejor, lo que es igual y lo que es diferente.
Gracias al córtex prefrontal somos capaces de determinar las consecuencias de nuestros actos y de imaginar escenarios futuros”“MUÑECAS ROTAS” de James Carol"Jefferson Winter no es un investigador corriente. Tiene una inteligencia muy superior a la media y es hijo de uno de los más famosos asesinos en serie de Estados Unidos.
Jefferson Winter se ha pasado la vida intentando distanciarse del legado de su padre y pone todo su empeño en perseguir a los que son como él.
Tras una carrera prometedora en el FBI como experto en perfiles psicológicos, viaja por todo el mundo ayudando a los cuerpos policiales a resolver los casos más complicados".
“MUÑECAS ROTAS” de James Carol“MUÑECAS ROTAS” de James CarolJames Carol nació en Escocia (1969), pero vive en Inglaterra (Hertfordshire) con su mujer y dos hijos.
Ha sido guitarrista, ingeniero de sonido, profesor de guitarra, periodista y, finalmente, escritor. También entrena caballos y es profesor de hípica.
"Muñecas rotas" es su primera novela (publicada en España por La Esfera de los libros en 2015) que tiene como protagonista a Jefferson Winter, un experto en perfiles psicológicos, de la que se han vendido más de 100.000 ejemplares en Inglaterra, ocupando el puesto número 1 de libros más vendidos en Inglaterra y el número 3 en Italia.
“MUÑECAS ROTAS” de James Carol“MUÑECAS ROTAS” de James CarolEl protagonista indiscutible de esta novela es Jefferson Winter, el mayor experto en psicología criminal de todo Estados Unidos. Winter es hijo de un famoso asesino en serie que fue condenado y ejecutado tiempo atrás. Ser hijo de alguien así no es algo que se digiera fácilmente, es una losa con la que cargará siempre. Y para intentar llevarlo mejor, se dedica en cuerpo y alma a perseguir a gente como él.
Eran muchos los asesinos que yo había entrevistado a lo largo de los años. Me había propuesto comprender las razones por las que un ser humano hacía daño a otro por puro placer, quería entender qué les llevaba a matar.

¿De qué va la novela?
El experto criminalista llega a Londres un frío mes de Diciembre para colaborar con Scotland Yard en la búsqueda y captura de un psicópata que ya ha matado a cuatro de sus víctimas y acaba de secuestrar a la quinta, Rachel Morris.
Desde que abandoné el FBI viajaba por todo el mundo persiguiendo asesinos en serie. Cada día me llegaba una nueva petición de ayuda, a veces hasta dos o tres. Y era difícil elegir con qué caso quedarme, porque rechazar un caso podía implicar una sentencia de muerte para una persona.
El “sudes” (sujeto desconocido, como ellos lo llaman en su argot policial) es un sádico con una visión retorcida del mundo, muy macabro, que no solo mata a sus víctimas sino que se divierte torturándolas mutilándolas hasta dejarlas como maltrechas “muñecas rotas”
Este sudes es un hombre organizado; lo medita y planea todo hasta el mínimo detalle. Sus fantasías le dominan, y ahora que ha empezado a hacerlas realidad, no se detendrá hasta que lo capturemos o lo matemos.
Cuando ya no se divierte con ellas, les practica una lobotomía transorbital o una lobotomía «picahielo», como se denomina popularmente, para poder soltarlas sin que ninguna pueda delatarle, ni reconocerle.
Para practicar este tipo de lobotomía hay que levantar el párpado e introducir un punzón fino, el orbitoclasto, hasta encontrar la cuenca del ojo. Con un martillo se golpea el punzón para quebrar el hueso, que en esta parte es muy fino, y llegar al cerebro. Después basta con mover el punzón de lado a lado a varios niveles para destruir tejido cerebral. A continuación, el orbitoclasto se inserta en el otro ojo y se repite el procedimiento.
Pero ciertamente la muerte hubiera sido lo mejor para ellas, ya que esta técnica las transforma en vegetales destruyéndoles totalmente su personalidad y robándoles el alma.
Junto a la agente de policía Sophie Templeton, hacia la que desde el principio siente cierta atracción sexual (algo que es mutuo), y a las órdenes del inspector Mark Hatcher, investigarán duro para atraparle e intentar evitarle una lobotomía asegurada a la última víctima. ¿Lo conseguirán? ¿Conseguirán llegar a tiempo y salvar a Rachel Morris?
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
La novela ha conseguido atraparme. He leído por ahí que a la mayoría de la gente el protagonista recuerda mucho al personaje de Jo Nesbo (Harry Hole) y es cierto (leí "Muñeco de nieve" de este autor). Pero a mí desde el principio me venía a la mente Sebastian Bergman de la trilogía creada por los impronunciables Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt, porque los dos personajes Bergman y Winter se parecen, aunque no en todo. Ambos son expertos en asesinos en serie y ambos viven atormentados por razones bien distintas: Bergman por haber perdido a su mujer y a su hija en un tsunami y Winter por haber crecido junto a uno de esos asesinos a los que ahora se dedica a perseguir, sin darse cuenta de nada, pensando que era un padre normal y corriente. Y también le atormentan las cuatro últimas palabras que este le dedica antes de morir durante su ejecución, unas palabras que siempre le persiguen, siempre están ahí en su cabeza (tendrás que leerte el prólogo para saber que le dice su padre antes de morir)
La prosa del autor también me ha gustado, los capítulos son cortos con muchos diálogos y los personajes son profundos, bien definidos e interesantes. Durante la trama se van intercalando  capítulos referentes a la investigación policial de Winter, con otros capítulos de extrema dureza narrados en tercera persona contando el cautiverio y las torturas de Rachel Morris.
Lo de la lobotomía es espeluznante: he investigado un poco (aunque ya algo sabía sobre ello) y parece ser que a finales del siglo XIX se empezó a usar para tratar todo tipo de enfermedades mentales (esquizofrenia, psicosis, depresiones), y lo peor es que también se aplicaba esta técnica en niños, sobre todo en los que se diagnosticaba de hiperactividad y/o trastorno de déficit de atención.
Lo que ya no me ha gustado tanto es enterarme de que esta es la primera de una saga protagonizada por Jefferson Winter (en inglés parece que hay unas cinco más publicadas). Y no me gusta, únicamente porque las sagas me dan pereza y aunque la novela me ha incitado a continuar, muy probablemente no seguiré leyendo las siguientes entregas en español (aunque, ¿quién sabe?)
Resumiendo: “Muñecas rotas” es una thriller que me ha enganchado desde la primera página, muy duro, en ocasiones escalofriante, no apto para estómagos delicados (ya sabéis que no es mi caso), con un protagonista de esos muy especialitos, carismático, que seguro os recordará a alguno de otras conocidas sagas policiales y con un final impactante.

Os animo a leerlo, y a conocer a Winter, sobre todo a los amantes del género porque...
“Nadie conoce mejor que él la mente de un asesino”

Mi nota..., la máxima:
“MUÑECAS ROTAS” de James Carol

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