Revista Opinión

Municipios inútiles

Publicado el 20 agosto 2012 por Cronicasbarbaras

Hace 192 años se estableció en España el sufragio masculino. Por entonces, en las ciudades se gozaba de ciertas libertades pecaminosas, pero en los miles de pueblos y parroquias desperdigados por el país la mayor autoridad era el cura.

Los políticos comenzaron a rivalizar con los párrocos gracias al voto en aquella España pobre, analfabeta, tan mal comunicada que la mayoría de sus habitantes moría sin haber conocido su cercana capital de provincia.

Los curas prometían plaza en el cielo, los políticos mejorar un camino, un puente y poner un ayuntamiento.

“Si salgo diputado nacional os doy un ayuntamiento desde el que podréis pedir un médico, un maestro, una escuela, reparar el puente romano”.

Aquellos avances eran inmorales, porque alejaban a las ovejas de los latines, pero ser alcalde o concejal resultaba más productivo que hacerse sacristán.

"Si usáis el voto vendéis vuestra alma por unas monedas", protestaba el párroco.

Así que, de un número racional, pasamos a los 8.114 ayuntamientos que hay ahora, cuando las circunstancias físicas y sociales son diferentes y hacen innecesarios a la mayoría.

Hay carreteras, boticarios, médicos, hasta hospitales, y ya no quedan analfabetos porque hasta sobran escuelas rurales, también maestros: sólo faltan niños.

Pero tenemos sobre todo la última revolución del siglo XX, internet, que puede llegar a cualquier lugar y permite resolver todo problema humano, y hasta divino, pues hay rezos internáuticos desde la parroquia vaticana.

En el siglo XXI mantenemos las estructuras del siglo XIX, y ahora el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy se echó atrás en su proyecto de reducir radicalmente el número de ayuntamientos porque millares de concejales y alcaldes innecesarios, de su partido y de sus rivales, se rebelan: todos exigen su mamandurria.

Aunque sean innecesarios, debemos amamantar a los regidores.

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SALAS

GARZONUITRE


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