El arte contemporáneo tiene un nuevo y controvertido escaparate. Se trata del Museo del Capitalismo, inaugurado el verano pasado. A través de diversas piezas explora este fenómeno histórico y sus cruces con temas como la raza, la clase y el medioambiente en los Estados Unidos. Creado para que la historia, ideología y legado de este sistema económico sea preservado y analizado críticamente ...
Pasen y vean. En la alternativa ciudad estadounidense de Oakland, el Museo del Capitalismo ha abierto sus puertas para desvelarnos los secretos del sistema económico y social en el que todos vivimos y del que, en muchas ocasiones, poco conocemos. Máquinas que escupen dinero, figuras que representan los rescates bancarios o un compendio de libros que teorizan sobre su presente y futuro son algunas de las piezas con las que se pretende, más allá de la crítica, hacer reflexionar a sus visitantes sobre la era en la que estamos.
Con entrada gratuita (generando así una singular paradoja desde el primer momento), la exhibición de más de 1.200 metros cuadrados nacía como la primera exposición de un proyecto que, según sus creadores Andrea Steves y Timothy Furstnau, esperan que incluso recorra el mundo. Sin duda, bien lo merecen las controvertidas creaciones de más de 50 genios de lo más variopinto y entre los que se encuentran el escultor Bruce Nauman, los fotógrafos Chip Thomas y Terri Warpinski o el artista 'performance' Tom Miller.
Desde la tienda de los deseos al juego del 'Anti-monopoly'
La muestra no dejó indiferente a nadie. Empezando por sus salas más artísticas, se pudieron ver obras como la tienda de los deseos de la artista Evan Desmond Yee. Una crítica al consumismo a través de una instalación que pretendía reflejar la experiencia de una tienda de regalos aunque sin ningún tipo de mercancías. Como contrapartida, la artista Claire Pentecost propone una nueva moneda, en forma de barras que se asemejan a los lingotes de oro.
A estas obras se unen también desde una máquina con una manivela que produce monedas de un centavo a la misma velocidad que se genera el salario mínimo en Estados Unidos hasta una serie de miniaturas y figuras basadas en el rescate llevado a cabo en 2008 por el departamento del Tesoro de Estados Unidos a entidades bancarias como Bank of America, Citygroup o Wells Fargo, entre otras.
Incluso hay espacio para los juegos. Con el 'Anti-monopoly', creado por el profesor Ralph Anspach, pudiendo disfrutar de un rato lúdico. En este caso, el objetivo de los jugadores, al contrario que en el juego original, consistía en acabar con el monopolio de la ciudad y devolverla a un sistema de mercado libre.
Los más eruditos también encontraron su lugar en el museo del capitalismo. Títulos como Conceptualizing Capitalism: Institutions, Evolution, Future de Geoffrey Hodgson, The end of Capitalism (As We Knew It) de JK Gibson-Graham o Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo de David Harvey están disponibles en su biblioteca para todo aquel que quiera repasar los conceptos teóricos en torno al sistema imperante actual. Y, como no podía ser de otro modo, el recorrido acaba en una tienda de regalos en la que poder adquirir recuerdos de esta singular visita anticapitalista. Eso sí, aquí no hay paradoja que valga: hay que pasar por caja, como debe ser en la era del consumismo.
¿Por qué un museo del capitalismo?
Ni rendir homenaje ni acoger sus mayores reliquias. El propósito de este museo es ser la primera institución fuera de la antigua Unión Soviética dedicada a criticar el capitalismo puro. Incluso pretenden mostrar (y demostrar) al mundo lo poco que se sabe del capitalismo a pesar de vivir en él. "Algunos podrían argumentar que la apertura de un museo del capitalismo es un acto radical", explica su fundador Timothy Furstnau.
Su idea surgió en 2010 cuando el teórico político británico Alex Callinicos argumentó en una conferencia la necesidad de contar algún día con un museo del capitalismo como otros espacios rememoran el comunismo. Entonces, Steves y Furstnau registraron el dominio MuseumofCapitalism.org y comenzaron a trabajar en el proyecto.
Desde un principio, apostaron por Oakland como un lugar idóneo para su instalación. A pesar de querer que su idea no se viera como radical, sus creadores sí admiraban la historia de esta ciudad caracterizada por sus luchas contra el racismo y referente en el movimiento mundial contra el capitalismo con su particular Occupy Oakland.
Incluso el museo, ubicado en una antigua tienda minorista en la plaza de Jack London, quiere cumplir con una función de dinamizadora de la zona que en los últimos años ha perdido muchos de sus tradicionales locales de música y negocios alternativos. Eso sí, sin caer en la tan temida gentrificación, otro gran fantasma del capitalismo. "Parte de lo que tratamos de hacer con esta exposición es jugar con los límites del museo del capitalismo, lo que está dentro y lo que está fuera de las paredes de la exposición," explica Furstnau.
Su homólogo en Europa
No obstante, no es la primera vez que vemos tal tributo al actual sistema económico y social. En 2014, se realizó una muestra itinerante sobre el capitalismo en Bélgica que llegó a las ciudades de Namur y Bruselas. Entonces la idea, puesta en marcha por varias asociaciones juveniles de la Federación Valonia-Bruselas, surgió tras una visita al museo del comunismo de Praga. A su regreso se dieron cuenta de que, a pesar de convivir con él cada día, mucha gente desconocía el capitalismo.
Así decidieron crear un espacio donde no solo se pudiera conocer sino que también sirviera de reflexión para sus visitantes. En él se podían ver desde su origen y sus logros hasta sus limitaciones y alternativas con las que construir un mundo mejor. ¿Será posible?
CookingIdeas con información de Citylab y El Mundo.