Entrada rápida para hablar de lo que me ha parecido el paraíso. Me había preparado para hoy una excursión al palacio imperial, bajar hacía la torre de Kyoto y de casualidad vi en el mapa que había un museo del Manga. Como iba de camino pensé en sacar a cabeza y pasar por la tienda de souvenirs. Lo primero que vi fue a la gente tirada en el suelo del césped artificial, lo segundo fue el precio de la entrada, 800 yenes. Subí los escalones para ver si se podía entrar en la tienda de souvenirs sin entrar en el museo pensando que ni de coña iba a pagar 800 yenes (6€) por un museo del manga. La tienda era pequeñita pero tenía merchandising de Osamu Tezuka (sobretodo Black Jack y Astroboy), La rosa de versalles (Berusaiyu no Bara) que yo daba por descatalogadísimo, incluyendo postales perfumadas (!!!) y varias joyas más que no había visto en ningún sitio. 5 minutos después estaba pagándole la entrada a la máquina de la puerta.
El recinto es una antigua escuela y una de las salas está dedicada a la vida en las aulas con fotografías y explicaciones. El museo en total tiene 300mil piezas relacionadas con el manga, desde su origen en los Kamishibai del s.XII hasta ordenadores actuales para hacer tus mangas pasando por toda la cronología. Entre otros: la influencia del manga en el anime y hasta hacen referencia al rechazo inicial del mundo occidental al manga por considerarse dibujos pervertidos ¿Qué lector de manga no ha escuchado eso de: Pero los dibujos japoneses no son todo porno? ¡Pues no! El hentai es un género entre tantos. De hecho en las librerías cuando vas a entrar en la zona de porno te lo dejan bien claro con cortinitas o señales por todos lados.
En el museo hay una sala exclusiva para niños, y otra para mangas de fútbol, se hacen talleres y hay un animador que 4 veces al día hace un espectáculo para niños y adultos, mezclando inglés y japonés. También hay una sala de búsqueda y referencia pues el museo está unido al centro internacional de búsqueda e investigación sobre el manga de la Universidad Seika de Kyoto. En el pasillo principal hay una escultura de un fénix enorme.
Dividido en tres salas hay exposiciones temporales, en mi caso sobre Tsuchida Seiki y repartido por todo el recinto una exposición permanente con dibujos de 100 maikos. Otro dato a tener en cuenta: Las Maikos son las aprendices de Geishas, el aprendizaje dura entre 6 meses y 5 años, y una vez son Geishas el atuendo deja de ser tan recargado y el maquillaje va desapareciendo. Así que lo que en occidente llamamos Geishas son en realidad Maikos. Y la función de ambas es entretener a un público mixto y sus funciones son servir el té, tocar el shamisen, bailar y dar charla. Las Geishas de Kyoto tienen mejor reputación y su formación dura unos 5 años. En el distrito de Gion se pueden ver algunas y justamente yo me crucé con una Maiko y su Geisha saliendo de una calle y entrando en un taxi, se notaba claramente cuál de las dos era la de mayor importancia. Y no era la más maquillada.
Volviendo al museo lo más absolutamente espectacular es que hay mangas por todos lados y en todas las paredes. He contado hasta 15 filas por infinitas columnas llenas de libros que puedes leer, consultar, mirar. Hay japoneses de todas las edades leyendo en cada rincón y silla del museo. Incluyendo el jardín de césped artificial donde puedes sacar los libros y leerlos mientras tomas el aire. Por si fuera poco los mangas no sólo están en japonés sino que los hay en catalán, castellano, inglés, alemán, italiano, vietnamita, chino etc. La entrada vale para todo el día así que puedes salir y entrar para comer aunque hay una cafetería dentro.
Yo he aprovechado para estirarme al sol en el jardín y leerme “Metropolis” de Osama Tezuka y el primer tomo de “Say Hello to Black Jack” de Shūhō Satō que nunca me había atrevido a comprar.
Link a su web: http://www.kyotomm.jp/english/
Atención al chico este que se ha traido la colección entera al jardín
Obviamente el palacio imperial va a tener que esperar.