Revista Cultura y Ocio

Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Por Alejandra Naughton Alejandra Naughton @alenaughton
Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Visité por primera vez el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México hace mucho, mucho tiempo. Recuerdo que deambulé por las salas sin conectar con nada especial. Sólo me detuve ante la Piedra del Sol, conocida como calendario azteca de la sala principal. Acaso porque tenía una réplica de treinta centímetros de diámetro, muy pesada, que había pasado de mano en mano en distintas oficinas del banco hasta llegar a las mías y porque, un día alguien al verla me dijo: guau, lugar donde se hacen sacrificios humanos…. Me perturbó y decidí descolgarla. Anda todavía por ahí.

Esta vez fue distinto. Con los años fui abriéndome a nuevas búsquedas que me van corriendo hacia la magia, la que, tal vez, me ayude a abrazar lo que no puedo entender. Y, voilá, encontré en el Museo tantos símbolos en sincronía con las cosas que hoy por hoy me llaman la atención que me dio ganas de dejar el testimonio en el blog. Me impacta darme cuenta que son símbolos que representan creencias, curiosidades, comportamientos de hoy con similares sucedidos en culturas prehispánicas milenarias, como girando y girando sin importar la época. 

La narrativa del Museo está muy bien estructurada, arrancando por una sala que hace una introducción a la antropología, y que me sirvió para ubicarme y entender lo que se desplegaría a continuación. El recorrido es muy ameno y da libertad para elegir el camino. La distribución de espacios desde la gran plaza central a partir de la cual se distribuyen en forma de herradura las salas invita también a una recorrida en zigzag, si así se lo desea, ofreciendo espacios de descanso en los jardines que las rodean que también. Albergan tesoros escultóricos con detalles de paisajismo que se funden con el verde del Bosque de Chapultepec donde está emplazado el museo e irradian un silencio increíble en medio de semejante ciudad.

A continuación las fotos de las obras que me resonaron, seguidas de una breve descripción: 

Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Jade y la Piedra Verde: Su color verde representa el ciclo anual de renovación de la naturaleza, su escasez y rareza lo asoció con reserva de valor, por lo que era usado para fábrica de ornamentos y ofrendas rituales.

Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Pareja de Ancianos (Ometéotl, formada por Ometecutli “señor dos”y Omecíhuatl “señora dos”). Habitaban en el treceavo y último cielo del supramundo en la cosmogonía Maya. Se consideraban los progenitores de la humanidad, ya que se pensaba que ellos mandaban a la Tierra las almas de los que iban a nacer.

Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Madre: Representación de una madre con su hijo en brazos y, muy cerca, una cuna con un bebé. Decía la descripción que estas estatuillas representaban “cómo la mujer tenía el cuidado de los niños”. (Nada nuevo bajo el sol desde el preclásico medio). 

Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Seres Duales: Se inspiran en lo opuesto y complementario que ofrece el sólo observar los cambios en la naturaleza. La tierra, el cielo. La noche, el día. El hombre, la mujer. El padre y la madre. La siembra, y la cosecha.  El verano, el invierno. La vida, la muerte. Vida, muerte, vida. 

Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Señor de las Flores (Xochipilli): Era considerado el patrono de las flores. Su cuerpo está tapizado con flores, algunas de ellas con propiedades psicotrópicas. Eran consideradas platas sagradas, cuyo consumo ritual propiciaba la comunicación con las divinidades. 

Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Dios de la muerte (Mictlantecuhtli): Su nombre se traduce como “Dios de la mansión de los muertos”. Soberano en el inframundo, llama la atención su tronco descarnado mientras que sus piernas y su lengua, parecen la de un ser aún vivo. 

Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

Garra Roja (Chac-Mool): Intermediario entre los hombres y los dioses, encargado de llevar a las deidades las ofrendas. Su fisonomía combina rasgos de varias culturas mesoamericanas.

Mientras me alejaba del Museo, camino a la librería Porrúa que está ubicada justo enfrente a un lago hermoso del bosque, me sorprendí pensando que cada uno de los objetos, o imágenes que observé sugieren un ritual. Un ritual de veneración a los dioses, cualquiera sea la circunstancia. Un ritual que conecta con la magia del que sabe que las cosas no son datos dados, sino misterios que debiéramos agradecer y celebrar mientras los tenemos....


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