El edificio, fruto del primer premio del concurso realizado en 1999, terminó de construirse en 2008 a las afueras de Córdoba, al sureste del emplazamiento de los restos arqueológicos de la antigua ciudad árabe de Medina Azahara.
Concebido como centro de visitantes, es el primer contacto con lo que queda de lo que fue hace siglos una de las mayores ciudades-palacio construidas en nuestro país por los Omeyas, levantada a escasos kilómetros al oeste de la ciudad de Córdoba.
Emplazamiento con los restos arqueológicos al noroeste y planta de cubiertas
Esta extensión de gran amplitud que aguarda a la espera de ser excavada (actualmente sólo ha sido excavada una décima parte del total) les sugirió a los arquitectos no construir un edificio nuevo sino enterrarlo parcialmente bajo tierra, como si el pasado lo hubiera ocultado hasta nuestros días. El programa, compuesto por museo, auditorio y almacenes, articula sus usos en torno a una sucesión de llenos y vacíos, espacios cubiertos y patios.
Tras acceder descendiendo por una rampa de suave pendiente, se extiende tras el vestíbulo principal un amplio patio de planta cuadrada que como un claustro organiza en torno a él los espacios públicos principales (salas de exposiciones y actos, tienda, bibilioteca y cafetería), mientras que otro patio más profundo y longitudinal articula las áreas de uso privado (administración, tallares de conservación e investigación).
El edificio está construido en base a unos pocos escogidos materiales: muros de hormigón blanco (en los que podemos observar las vetas del encofrado de madera utilizado), una cubierta de acero cortén, solados de piedra caliza para los patios y revestimientos interiores de madera.
Se trata de un guiño a los colores con que los árabes decordaban los arcos y otros motivos en sus diseños: piedra arenisca blanca coloreada con un estuco rojo.
La sensación tras la visita fue muy positiva. La idea del patio, tan arraigada en la tradición islamica, está presente en todo momento, creando espacios agradables de relación con el exterior. Las paredes de hormigón con la textura de la madera le dan calidez y luminosidad a los espacios interiores. Las salas de exposición en doble altura a las que se accede bajando por una rampa e iluminadas cenitalmente dotan a ese espacio de un atractivo más allá los elementos que se exponen. La capacidad de pasear casi entre bambalinas y vislumbrar el trabajo que realizan los investigadores donde podemos observar las enormes naves de almacenamiento de restos arqueológicos nos hacen a la idea de cuantísimo trabajo aún queda por hacer.
Sin duda, una experiencia rica y sumamente interesante que recomiendo a todo aquel que pueda acercarse a las tierras del aceite de oliva, ya no tan sólo por este edificio sino también por las estupendas ruinas que se han recuperado hasta la fecha. Si os apetece ver algunas imágenes que tomé en el interior, no dejéis de echar un vistazo a mi set de fotos en Flickr ;)
Plantas baja y sótano
Secciones longitudinales: 1) rampa de acceso y cafetería, 2) auditorio y almacenes, 3) sala de exposiciones, patio central y longitudinal y almacenes, 4) patio central y longitudinal y almacenes
Durante el próximo mes van a realizarse visitas guiadas a todos los que la soliciten desde la web del conjunto arqueológico Maditan Al-Zahra. Tenéis más información también en el folleto del museo en pdf además de en el número 142 de la revista El croquis titulado Prácticas arquitectónicas de 2008.
Dentro de un par de años esperamos ver otra obra de este estudio madrileño precisamente en la misma ciudad, al sur del río Guadalquivir, el futuro Centro de Creación Contemporánea de Córdoba (podéis ver el estado de las obras en el número 40 de la revista AV Proyectos).
A continuación, un breve vídeo de Studio Banana donde los autores nos hablan acerca del proyecto. ¿Qué os parece la intervención?