Hace algunos años, cuando mi mujer volvió de Jerusalén, de la boda de un familiar (a la que, maldita sea mi suerte, yo no pude asistir), vino contando maravillas de la música que amenizó el evento (¡con lo poco musical que es mi mujer!). Así que yo me dirigí a ese paraíso de la música que es la pequeña tienda Etnomusic de Barcelona (c/ Bonsuccés, 6) y le pedí al dueño que me recomendara algo del tipo de música judía que suele tocarse en las bodas, para regalárselo a mi mujer. El dueño, un argentino cuyo nombre no recuerdo, auténtico experto en lo que se ha dado en llamar con el estúpido nombre de world music, me dijo "tú lo que buscas es música klezmer". Y de este modo conocí al argentino Giora Feidman, uno de los mejores clarinetistas del mundo, a quien, según luego descubrí, ya había oído en La lista de Schindler. Compré su álbum Yiddish Soul, del sello World Network, que nunca falla, se lo regalé a mi mujer, y desde entonces es una de las joyas de mi colección personal.Y así comenzó mi idilio con el klezmer.
Según algunas definiciones, la música klezmer nació cuando los judíos del este de Europa emigraron a América, en las últimas décadas del s. XIX y principios del XX, llevando allí su música, mientras que otros sostienen que el encuentro con el jazz representó su evolución, y no su origen. De acuerdo con estas últimas opiniones, el klezmer ya estaba plenamente desarrollado cuando los klezmorim, los músicos judíos askenazíes, amenizaban con su música diversos tipos de festividades en Rusia, Ucrania, Polonia y otras zonas de la Europa central y del este.Dave Tarras, probablemente el músico klezmer más famoso del s. XX, es un ejemplo perfecto de esta historia del klezmer. Nacido en Ucrania en 1884, emigró en 1921 a Nueva York, donde, tras una temporada trabajando en una fábrica, se incorporó a una de las muchas bandas de klezmorim de la ciudad y comenzó así su carrera como músico profesional.El extraordinario grupo Bratsch, a quienes ya he mencionado en alguna otra entrada, continuador de las diferentes tradiciones musicales de Europa central y oriental, interpreta en esta ocasión uno de los temas más conocidos de Tarras, su "Freilach"(en realidad, y como habréis observado en el anterior vídeo, el freilach, "festivo" en yidish, es uno más de los muchos bailes klezmer).
Sea como fuere, el encuentro entre música yidish tradicional y jazz se produjo, y me imagino que se habrán escrito libros sobre la influencia del klezmer en el género del musical americano.Una de las canciones klezmer más populares y que ha tenido más versiones en los EEUU es "Bei mir bist du schein" (también schön, scheyn, schayn...), que aquí podéis disfrutar en la voz de Ella Fitzgerald.
Y aquí tenéis la versión clásica yidish, interpretada por André Ochodlo, de quien hablaré más adelante.
El klezmer adoptó ritmos de Rusia, Hungría, Ucrania, Bulgaria o Polonia, pero sobre todo fue influida por la música gitana de Rumanía, de la que en ocasiones es difícil distinguirla. En la siguiente pieza, de Abe Schwartz, ritmo y melodía podrían encajar perfectamente en el repertorio de cualquier banda de música gitana rumana, y sólo el clarinete, típico del klezmer, poco habitual en la música gitana, nos da la clave.
De esta convivencia e influencia mutua entre gitanos y judíos, qué mejor ejemplo que este fragmento de la película Tren de vida (que espero poder conseguir muy pronto), de nuevo con banda sonora del gran Bregovic. Duelo musical entre gitanos y judíos.
Naturalmente, el klezmer no es únicamente una música festiva. De hecho tiene un fuerte componente religioso, dado que en sus orígenes se basó, en parte, en la música litúrgica de la sinagoga. Sus melodías, profundamente evocativas y llenas de sentimiento y pasión, pueden llegar a ser tristísimas, o pasar del éxtasis al lamento en unas pocas notas, como en esta bellísima pieza, otra vez, del gran Giora Feidman.
Kroke (Cracovia en yidish) es un trío polaco de música klezmer. Ellos mismos dicen de su música que está profundamente arraigada en la tradición judía, influida por la música de los Balcanes, y posteriormente enriquecida a partir de la tradición oriental, de la India en particular, así como del jazz (en estos últimos años, sin embargo, han decidido volver a la pureza de los orígenes). Su música es absolutamente cautivadora y verlos en directo debe de ser algo increíble.
Hace unos años, mi mujer y yo hicimos un inolvidable viaje por Europa central, en el que lo que más nos impresionó y fascinó fue Polonia. Entre otras cosas, nos llamó la atención el intento de revitalización de la cultura judía, desde Cracovia hasta Varsovia, pasando por Zamosc o Lublin, y el modo en que dicho intento parece condenado a quedarse en eso nada más. Había restaurantes judíos, museos judíos, música judía... pero ¿judíos? La verdad es que fuera de las pocas sinagogas activas que había, no nos dio la impresión de que hubiera una comunidad judía significativa. Y nos preguntamos, ¿volverán los judíos de nuevo a Polonia, o tendremos que admitir que el señor del bigotito ganó parte de su gran cruzada, una Polonia sin judíos?El caso es que estábamos en uno de esos restaurantes judíos, cuando yo oí una música hermosa, melancólica, muy triste. Fui al camarero y le pregunté qué música era y él me enseñó la carátula del álbum Shalom, de André Ochodlo, que luego busqué sin parar hasta que por fin lo encontré en Varsovia.André Ochodlo, nacido en Alemania, es, además de actor y director de teatro, un cantante dedicado a recuperar la música yidish polaca, y tiene canciones tan bonitas como ésta, "A lid fun Sholem", un clásico del klezmer.
Me cuesta poner un límite a los vídeos que enlazo, pero llegó el final. Termino con otra pieza de Kroke y Nigel Kennedy, extraordinario violinista inglés y, por lo que averigua uno leyendo por ahí, una persona muy interesante y nada convencional. Kennedy trabajó durante varios años trabajó con Kroke y fruto de su colaboración fue el álbum East meets West. Aquí los tenéis actuando juntos en el Festival de Cultura Judía (también llamado "la Varsovia de Singer", en honor al gran escritor en lengua yidish Isaac Bashevis Singer). Shalom.