Esta película es una mina para sacar canciones con las que ilustrar una banda sonora vital. No es la primera vez que recurrimos a ella ni será la última. Su banda sonora contiene himnos del pop y la música latina de los años setenta hasta aburrir, con algún toque clásico que vale tanto o más la pena. Esta vez, Carlos Santana y Oye cómo va. Casi nada.