London calling, de The Clash, ilustra uno de los momentos de crítica social en el contexto de los años ochenta británicos de esta película de Stephen Daldry, todo un bombazo en su momento, que en el fondo no supone mucho más allá de una manida y plana historia de superación personal en un entorno hostil, aderezado en este caso con el complicado contexto político y social de la era Thatcher, lo cual es casi ya un subgénero en la cinematografía británica reciente. Lo mejor es que supuso el reconocimiento instantáneo del director de las más estimables Las horas (The hours, 2002) o El lector (The reader, 2008).