El celebérrimo Adagio de Albinoni (no hay recopilatorio de música «clásica» que no lo contenga) constituye el leitmotiv musical (aparte de la partitura compuesta por Jean Ledrut) de esta no menos célebre adaptación de Orson Welles del original literario de Franz Kafka. Todo un monumento visual en el que el posicionamiento y los movimientos de cámara y la utilización imaginativa de la iluminación reproducen la atmósfera de pesadilla irracional, angustiosa y absorbente por la que transitan los personajes, aquí interpretados por Anthony Perkins, Jeanne Moreau, Elsa Martinelli, Romy Schneider, Akim Tamiroff y el propio Welles, entre otros.