En cierto programa de humor de cierta cadena televisiva española que se emite los viernes por la noche, los cómicos (varios de ellos pseudocómicos, y algunos otros ni siquiera cómicos) anteriormente sometidos a toda clase de pruebas lesivas para su integridad física, se despiden del público canturreando y bailoteando una canción que proviene directamente de esta chispeante comedia musical dirigida por Richard Lester a partir de una obra de Burt Shevelove y Larry Gelbart, y que es interpretada en los créditos iniciales por Zero Mostel, actor en su día perseguido por el maccarthysmo.
Además de la presencia siempre entrañable de un crepuscular Buster Keaton, la película es recordada por varias de sus melodías, algunos gags excelentes, y la presencia en la dirección de fotografía del también director (aunque bastante más rarito) Nicolas Roeg.
Y de propina, la versión doblada al castellano, que carga de razones a los adversarios acérrimos del doblaje de películas…