Para el día en que los anglosajones y las mentes colonizadas celebran Halloween, y que para los católicos se avecinan las festividades de Todos los Santos y del Día de los Difuntos, un clásico de las partituras para el cine de terror, la canción de cuna compuesta por Krzysztof Komeda para esta célebre película de Roman Polanski basada en una novela de Ira Levin: la historia del matrimonio Woodhouse (Mia Farrow y John Cassavetes), de su mudanza a Nueva York, su ambigua relación con sus vecinos, los Castevet (Ruth Gordon y Sidney Blackmer), y el misterio que afecta al embarazo de la joven.
Película esencial para la reconversión que afrontó Paramount Pictures a finales de los años sesenta, y también para la transformación del cine americano en lo que de inmediato daría por llamarse el Nuevo Hollywood. Y, sin duda, también la mejor producción del siempre controvertido, pero aquí de lo más visionario, William Castle.
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