Músicos callejeros, diamantes pulidos en estado natural.

"Yo no evoluciono, yo soy. En el arte no hay ni pasado ni futuro. El arte que no está en el presente no lo será jamás", está es una de las sentencias más grandiosas y acertadas que en mucho tiempo he podido escuchar. Y a decir verdad, el vino no mejora con el tiempo, es el tiempo quien mejora a un buen vino que ya lo era como tal. La esencia esta ahí, nadie lo puede dudar; aquí no cuentan medias tintas, ni estúpidas milongas, lo que vale perdura y se hace eterno, esa es la única verdad. Sin embargo el empalago comercial, con éxitos emborrona los discursos, distrae al llanto e incluso por un momento maquilla con vistosos ropajes a su impúdica mediocridad. En diferentes escenarios, los contenidos por decirlo de alguna manera rebosan bazofia en un grado similar. El mercado del arte suena a timo, al juego de fantoches e ignorantes esnob incapaces de entender la diferencia esencial entre el precio y el valor; un escarnio público con pretenciosos modernos de baja estopa que alardean sin rubor de: "revelaciones " y pompas ensayadas, en un circo innovador que ellos mismos acaban de montar. El cine para gloria del pasado, en esta carrera de desdenes desde luego no se iba a quedar atrás. Ridículas producciones dibujan nuestras pantallas, con películas tan vacuas como fastuosas sin propósito más lejano del que su engrosada taquilla les permite vislumbrar. Un despilfarro ingente y descuidado a base de efectismo barato y, tan sólo digno de una broma pesada en alta calidad.
En lo que respecta al mundo de la música, la imparable creatividad setentera, las delicias hard y heavys de los ochenta o el resurgir grunge de los noventa, ahora son reflejos brillantes en un panorama deslucido y evaporado sin ideas. Las industrias discográficas dirigen a un artista maleable e incapaz; imitadores de karaoke con dotes vocales y espléndidas figuras que un sabio marketing consigue perfilar. Monigotes sin más, convertidos en productos pasajeros, de consumo volátil, resultados de una moda y esclavos de un abrasivo tiempo que los termina por desechar. Biebers, Hannas Montanas y Operaciones Triunfos, son algunas muestras de esta casta particular. No obstante, es injusto catalogar a cualquier artista genuino en semejante realidad y aunque en mermadas proporciones con respecto a épocas anteriores, siempre hay excepciones de enorme lucidez. Grupos rock como Muse, White Stripes o Wolfmother; largometrajes de Lumet, Clint Eastwood o los hermanos Coen junto con pinturas de Vladimir Kush o esculturas de Manolo Valdés (por citar sólo unos pocos), devuelven al arte su debida brillantez.
Continuando por esta senda, he creído conveniente incidir y elaborar una pequeña recopilación de los más destacados músicos callejeros que existen en el momento actual. Desprovistos de modelajes, correosas reglas y nacidos como tal; Están lejos de marcas registradas en estereotipos de fachada, y son genuinas muestras de que el arte, a pesar de lo que maliciosas voces procuran mantener, todavía conserva su sello personal.
A renglón seguido alguno de sus más portentosos representantes:
1. Grandpa Elliot. Músico afroamericano afincado durante casi toda la vida en la ciudad sureña de Nueva Orleans. De extravagante aspecto con poblada barba blanca, oronda figura y peculiar vestimenta, se ha convertido en un icono de la ciudad. Iniciado su traslado a Nueva York y tras adquirir cierta fama a nivel internacional, ha actuado en el estadio Dodger de California en 2009, año en el que fue publicado su primer y único álbum.
2. Danny Small, conocido depende en que ámbito como Geechee Dan. En este caso se trata de un mendigo estadounidense que se gana la vida cantando clásicos del soul en las paradas del metro de Nueva York, concretamente en la Calle 59. De voz prodigiosa, que poco o nada tienen que envidiar a figuras capitales como Al Green o Ray Charles, en su haber cuenta con discos grabados a partir de sus versiones. Puro genio.
3. Alice Tan Ridley. Cantante como el anterior por diferentes estaciones de metro neoyorkinas, posee un imponente registro vocal digno de damas de blues y soul como fueron Etta James o Koko Taylor. Participante en la versión americana de Tienes Talento, unicamente llegó hasta la semifinal, (por razones más estéticas que cercanas a sus capacidades), es además la madre de Gabourey Sidibe actriz protagonista del film Precious (2009).
4. Aaron Lordson. Cantante y guitarrista, nacido en Togo y ginecólogo de profesión. Graba, produce y vende sus propios trabajos, es lo que podría denominarse como un artista autosuficiente. Afincado en España desde hace más de una década es asiduo de las calles de Barcelona, Madrid o Granada. Lo suyo es un R&B y el soul con influencias de los grandes: Louis Armstrong, Aretha Franklin, ... Tiene su propia plataforma en internet, se graba un documental sobre su vida, en su haber hay varios discos y participó en la edición del programa Hijos de Babel (Tve, 2005), lo que lo convierte de hecho en un personaje popular.