Revista Salud y Bienestar
Està el caso de un niño autista que empezò un tratamiento de musicoterapia. El pequeño tenìa problemas para comunicarse, apenas hablaba, en sus crisis llegaba a autolesionarse, y padecìa de atenciòn dispersa.
Despuès de varias sesiones, “conseguimos crear un lenguaje comùn a travès de la mùsica”, describe Paco Cordero, musicoterapeuta, y el ritmo logrò captar su atenciòn: “Estuvimos 40 minutos tocando instrumentos, y cuando acabamos dijo: què guay”. La medicaciòn que tomaba para sus problemas de atenciòn se le retirò.
La musicoterapia habìa tenido efecto.
Paco Cordero es maestro de mùsica y musicoterapeuta. Pertenece a la 13ª promociòn del Centro Internacional de Musicoterapia de Bilbao, asociado con la Universidad de Burdeos, y hacia la ciudad vasca se desplazó desde Lepe para profesionalizarse en una disciplina que en Huelva “es bastante desconocida y està muy por detràs si lo comparamos con ciudades como Bilbao o Barcelona, que estàn a la vanguardia en musicoterapia”. Un lenguaje universal al servicio de la mejora de la calidad de vida
La musicoterapia es la utilizaciòn de los elementos musicales (sonido, ritmo, melodìa y armonìa) para desarrollar cualidades cognitivas y sociales que estàn solapadas, satisfacer ciertas necesidades emocionales, asì como lograr la mejora en la calidad de vida cuando se aplica en personas con enfermedades neurodegenerativas. El còmo se logran estos efectos, que pueden parecer màgicos, tiene una explicaciòn marcada por las propias caracterìsticas del cuerpo humano: “Los musicoterapeutas buscamos crear con los pacientes canales de comunicaciòn a travès de la mùsica, que es un lenguaje universal. Todos somos ritmo, sonido, armonìa y melodìa. Somos mùsica. Todo nuestro cuerpo se rige por ritmos musicales, y la mùsica influye en nuestros ritmos orgànicos”, explica Cordero.
En cuanto a las personas a las que les viene especialmente bien un tratamiento de musicoterapia, teniendo en cuenta su valor en la atenciòn temprana de ciertas patologìas, estàn los sìndrome de Down, los niños con autismo, personas con algùn tipo de trastorno psicòtico, con limitaciones en la comunicaciòn oral, y enfermos de Alzeimer, sin desdeñar a la gente sin ninguna de estas dolencias, “gente normal que la usa para apaciguarse”. Los instrumentos más comúnmente utilizados en las terapias son el triàngulo, los timbales, las panderetas, las maracas, los xilòfonos, los metalòfonos, piezas grabadas y los elementos del espacio en el que se lleva a cabo la sesiòn, tales como sillas, la pared, o muebles... “Con la musicoterapia se ha conseguido, por poner un ejemplo, que personas con Alzhèimer recuperen parte de la memoria a largo plazo al recordar la letra de una sevillana de cuando eran jòvenes, y esto les ha producido una inmensa sensación de felicidad, de utilidad y de autoestima”.
En las terapias a travès de la mùsica no se cuenta con los musicoterapeutas
La aplicación de la mùsica como parte del tratamiento de ciertas enfermedades es cada vez màs usual, pero el problema està en que las sesiones no las dirigen musicoterapeutas, sino psicòlogos o terapeutas de las asociaciones donde se desarrolla: “Hay que tener en cuenta que la musicoterapia trabaja directamente en el inconsciente del paciente, y hay que tener mucho cuidado con los canales que se abren”, advierte Francisco Cordero, quien matiza que “cualquiera puede hacer mùsica, pero no ser musicoterapeuta”. Cordero lamenta que en Huelva “son pocos los que se arriesgan a contratar a un musicoterapeuta, y hay que aclarar que un taller de mùsica no es una clase de musicoterapia, le falta rigor cientìfico y profesionalidad”. Por ello, hace un llamamiento “a instituciones y asociaciones para que se preocupen màs por la musicoterapia, conozcan què es y valoren su utilidad”.
A este mismo mensaje se une Yolanda Navarro, profesora de Psicologìa de la Universidad de Huelva: “La musicoterapia no la puede desarrollar todo el mundo, porque puede hacer daño”. Navarro denuncia que en las asociaciones, “son los propios terapeutas los que hacen talleres musicales, y esto lo que hace es desprestigiar a una disciplina muy ùtil y muy bella como es la musicoterapia”. Esta psicòloga tiene claro su llamamiento: “Que se respete la musicoterapia, que las personas que trabajan con colectivos entiendan que tienen una gran responsabilidad en sus manos, y es muy importante la formaciòn, por lo que hay que dejar paso a los profesionales de la musicoterapia que hay en Huelva. Las asociaciones de colectivos deben contar con estos profesionales”.
Talleres de mùsica para personas con Alzheimer en AFA Huelva
Pepa Medero es coordinadora de actividades y terapeuta de la Asociaciòn de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Huelva (AFA). Se considera “autodidacta” en la realizaciòn de los talleres de mùsica en los que los pacientes “mantienen la atenciòn, reconocen melodìas y trabajan la participaciòn” con cascabeles, panderetas, palillos, percusión, triàngulos o xilòfonos. Medero califica esta actividad como “muy beneficiosa”, principalmente porque se consigue “mejorar el estado de ànimo y la autoestima de los pacientes, se fomenta la relaciòn social y el trabajo en grupo, y se da lugar a que se expresen. Incluso, hay quines se animan y salen a bailar, y a muchos la mùsica les evoca recuerdos. Hay mucha estimulaciòn cognitiva. Las personas que participan de estos talleres salen alegres, y eso es muy importante”. Ademàs, en AFA Huelva se llevan a cabo otros talleres como el taller de reminiscencia o el de ponte guapa, en el que trabajar la autoestima y conjugar las emociones y el conocimiento son elementos claves.
Disminuye las alteraciones de conducta en demencias avanzadas
La musicoterapia mejora la calidad de vida de las personas que sufren demencias avanzadas, al tiempo que reduce las alteraciones conductuales, según revela un estudio elaborado por especialistas de la ‘Fundaciòn Ingema’ y de ‘Matia Fundazioa’, en San Sebastiàn.
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