¡Menudo día el de ayer! En apenas el intervalo de unas horas, no he podido dejar de vivir en un delicioso bucle musical compuesto de exquisitas novedades:
– la asombrosa nueva canción de Tobias Jesso Jr. (post en preparación, claro): qué bar-ba-ri-dad. Ya hablaremos de ello con más detenimiento, porque lo merece.
– el nuevo avance del que será “Vestiges & Claws“, nuevo disco del sueco Jose Gonzalez. El lanzamiento está previsto para el 17 de febrero, y el segundo sencillo mantiene el nivelazo exhibido en aquel “Every Age” que descubrimos en noviembre del año pasado.
– el nuevo adelanto de “Shadows Of The Night“, el que será el disco de versiones de Frank Sinatra de Bob Dylan. Ya sabéis los que seguís el blog lo muchísimo que me gustó “Full Moon And Empty Arms“, así que entenderéis que ande contando los días que faltan hasta el 3 de febrero.
– el disco completito de Natalie Prass, en riguroso streaming, gracias a la historia esta de Pitchfork Advance, que no es otra cosa que la plataforma que la afamada web musical ha dispuesto para que los artistas permitan la escucha de sus trabajos durante unos días, de forma limitada.
De modo que, que me perdonen Björk (sinceramente, y pese a que existe una posibilidad muy cierta de estar cometiendo un error de bulto, mis ganas de escuchar ahora mismo una “nueva” canción de la islandesa son más bien cero… No, las comillas no son casuales: hace tiempo que soy incapaz de diferenciar cuál es cuál), y del mismo modo que me disculpen todos esos grupos modernos de los que se supone que debería estar hablando. Cada vez más clasicorro pese a sus serios esfuerzos por tratar de parecer actual, éste que escribe lo tiene claro: me tiran cada vez más los sonidos que miran al pasado, y las sonadas ausencias de este blog son la demostración palpable de lo poco permeable que soy a algunas devociones contemporáneas.
Dicho lo cual, vamos con el disco de Natalie Prass, una chica a la que probablemente no hubiera hecho demasiado caso (parece ser que hasta hace poco era la teclista en directo de Jenny Lewis) si no llega a ser porque su mentor no es otro que el gran, enorme, Matthew E. White. La cosa va de soul, claro, aunque la voz de la chica no es precisamente la melaza tibia a la que el género nos tiene acostumbrados. Natalie no es Aretha Franklin (es más bien Dusty-en-Memphis), pero tiene un gusto superlativo para componer; hace de su dulcísima y delicada voz una virtud, y además se ha puesto en las mejores manos posibles: menudas las que tiene White, que ejerce de productor del álbum, para encontrar el punto exacto, para administrar con eficacia los ingredientes sin caer en alardes exhibicionistas o los clichés ya conocidos.
El disco se abre con esta que es, a día de hoy, una de mis favoritas del álbum: “My Baby Don´t Understand Me” es el ejemplo perfecto de esta inteligente utilización de los recursos a la que antes me refería, con unas cuerdas y unos vientos maravillosos que no están para “hinchar” sino para vestir, y con unas notas de piano que suenan justo -y sólamente- cuando son necesarias. El sabor remite, claro está, al pop-soul orquestado de los 70 y las producciones de Stax, con algún que otro destello de folk, quizás más acentuado en otras pistas (estoy pensando en “Christy“)…. Pero es que el resto del disco es una delicia tras otra: a la ya conocida cumbre que marca la juguetona “Birds Of Prey“, aún hay que sumarle esa monumental “Why Don´t You Believe In Me” tan Hi-Records circa 1972, la emocionante balada “Violently” (o de cómo unos arreglos para cuerdas y pandereta pueden situarte al borde del precipicio), o la conclusión con esa suerte de hipnotizante número de musical titulado “It’s You“: en Broadway matarían por algo así… Pero venga, qué hacéis aún leyendo este rollo: ¿no os he dicho que la escucha gratuita es sólo por unos días, y luego no (n)os quedará otra que comprar este disco extraordinario? Ya estáis tardando en dirigiros a la web de Pitchorfk (os he dejado el enlace unos párrafos más arriba), y comprobad que no hay ni un ápice de exageración en todos los piropos que aquí se han desplegado para Natalie Prass. ¿Primer GRAN disco del año? En lo que a mí respecta, la respuesta es rotunda: sí.
Publicado en: RevelacionesEtiquetado: 2015, Matthew E. White, Natalie Prass, Soul-Pop, SpacebombEnlace permanenteDeja un comentario