Ayer se produjo un tremendo accidente de avión que arrancó de cuajo la vida de 150 personas. En condiciones normales consideraríamos que cualquier ser humano sentiría un vacío emocional y un dolor indescriptible antes este acontecimiento. Lo cierto es que no ha sido así.
Podríamos pensar que tras esa extraña ausencia de dolor se esconden otros sentimientos humanos tan asquerosos como serían el odio a lo distinto, el racismo, intereses económicos espurios o la xenofobia. También los ha habido, pero no han sido los predominantes.
Desde que tenemos acceso a todo tipo de información en prácticamente tiempo real y disponemos de redes sociales en las que vertemos nuestras reacciones sin pasarlo por el filtro de la reflexión compruebo, estupefacto, hasta dónde puede llegar la estupidez humana.
Hay un programa de televisión llamado “Mujeres y hombres y viceversa” que se retransmite en Telecinco de 12:45 a 14:20 de lunes a viernes. No voy a entrar en la calidad del programa, pero este tuit deja muy claro los temas de gran calado sobre los que se debate.
Tuit de @mollirunner
Desde que se tuvo conocimiento del accidente las televisiones optaron por cambiar su parrilla y dar paso a especiales en sustitución de la programación habitual. A partir de aquí es donde el “burrismo humano” empezó a imponerse con toda su fuerza. Cientos y cientos de usuarios de twitter lanzaron soflamas incendiarias contra los directivos de la cadena por no emitir su programa favorito (o retrasarlo, que es peor).
Tuits accidente avión y MYHYV
¿Cómo es posible que nos hayamos deshumanizado tanto hasta el punto de priorizar la emisión de un programa de televisión sobre la información de una catástrofe tal? ¿Qué ha fallado? ¿Cómo hemos llegado hasta este punto de total falta de empatía? ¿Desde cuándo los flirteos de unos chulos de discoteca con unas chonis de Bershka han de ser prioritarias sobre información sobre la muerte de cientos de personas? ¿En qué nos hemos convertido? ¿Esta es las generación más preparada de la historia?
Lo peor de todo es que le estamos dando rango de normalidad a la más inusual de las inculturas, a las salidas de tono provenientes de lo más profundo de la caverna del analfabetismo. Nos estamos acostumbrando a que la humanidad dé un paso atrás con actitudes de siglow pasados. ¿Os imagináis a los telespectadores de 1969 quejándose de que se emita de madrugada la llegada a luna del Apolo XI y eso suspendiese la teletienda? Es impensable, pero hoy en día sucedería.
En psicología la definición de psicópata sería algo así como persona caracterizada por tener un marcado comportamiento antisocial, una empatía y remordimientos reducidos, y un carácter desinhibido.
Las coincidencias en los rasgos son muchas: hay que tener una total falta de empatía para no ponerse en la piel de esas familias destrozadas y una alta desinhibición para proclamarlo a los cuatro vientos en una red social.
Ese accidente se ha llevado algo más que 150 vidas, en ese avión viajaba la humanidad de miles de personas y se han estrellado contra las rocas, destrozando el rasgo que nos diferencia de otros seres vivos.
Tal vez nos estamos convirtiendo en una sociedad de psicópatas. Tal vez sea que estamos expuestos a tanta información que perdamos el sentido de la realidad. Tal vez estamos fallando como sociedad. Solo tal vez, y tal vez el equivocado sea yo.