Paul Sérusier
"El Talismán"

Paul Sérusier
Aquella enseñanza campestre fue la chispa que hizo brotar en Sérusier la llama de su nueva concepción del arte. La pequeña tabla, llamada el Talismán, que había pintado junto a su maestro, la mostró, ya de regreso a París, a sus compañeros de la Academié Sant Julian, Maurice Denis, Pierre Bonnard, Paul Ranson y Henri Gabriel Ibels, que la vieron como una "revelación". Sérusier, gran erudito, filósofo y teólogo que era se reveló como el guru de aquel grupo de jóvenes que se autoproclamaron los Nabis ("profetas" traducido del hebreo). Poco después se sumarian Édouard Vuillard, Ker-Xavier Roussel, el suizo Félix Vallotton, el húgaro Rippl- Ronaï y los escultores Lacombe y Maillol. Como si de una hermandad mística se tratase adoptaron la parafernalia de una sociedad secreta: se ponían trajes orientales, se escribían cartas en un lenguaje arcaico, se bautizaron con apodos apropiados (Sérusier era en nabi à la barbe rutilante, Denis el nabi aux bellles icônes... )
Paul Sérusier
"Retrato de Paul Ranson"

Paul Sérusier
"Eva Bretona"

Maurice Denis
"Jacob's Battle with the Angel"

Pierre Bonnard
"Mujer con perro"
Paul Ranson
Nude Laying on Her Back in a Clearing

Henri-Gabriel Ibels
"En el circo"
Ker-Xavier Roussel
Summer on the Mediterranean

Félix Valloton
"Passerby also known as street"

Jozsef Rippl- Ronaï
Mujer con tres chicas

George Lacombe
Aristide Maillol

Xavier Roussel, Édouard Vuillard,
Romain Coolus, Felix Vallotton 1899

Maurice Denis
Regates en Parros-Guirec

Albert Aurier
(1865-1892)

Pierre Puvis de Chavannes
El río (1865)

Paul Sérusier
"The Apple Harvest"

Paul Sérusier
"El bosque sagrado"
Existen pues según los pequeños ensayos cromáticos de la primera época (El talismán) y las grandes composiciones decorativas dos principios básicos enunciados por Maurice Denis, teórico del grupo: La "deformación subjetiva" y la deformación objetiva. La primera afirmaba que "las emociones o estados del alma provocados por un espectáculo cualquiera suscitan en la imaginación del artista unos signos o equivalentes plásticos capaces de reproducir esas emociones o estado del alma sin necesidad de reproducir el espectáculo visual. Es por ello que se permiten estas exageraciones del color y de la fisonomía. Para compensar este exceso era necesario "corregirlo" a través de la "deformación objetiva", el segundo principio, que imponía al artista la necesidad de una "composición decorativa, estética y racional" lo cual le obligaba a "trasponerlo todo en belleza".

Paul Ranson
"Paisaje de estilo japonés"

Pierre Bonnard
"Large dining room overlooking the garden"

Édouard Vuillard
"Madre y hermana del artista"

Émile Bernard
Bretonas en la pradera (1888)
Pero a mi entender, el padre de todos los Nabis fue el entonces exiliado Gauguin, alma inicial y la chispa que iluminaría a los "profetas" para el posterior desarrollo de este movimiento. A pesar del intento de algunos de sus seguidores, como el joven Bernard, que pese a su amistad y admiración por el maestro nunca quiso ser un discípulo, Gauguin, el individualista misántropo y asocial, valoraba su legado como maestro incluso por encima de su propia obra. Escribe a su amigo Monfreid en una de sus últimas cartas: "Usted sabe desde hace tiempo lo que yo he querido establecer: el derecho a atreverse a todo. Mis capacidades no han dado un gran resultado, pero no obstante la máquina está lanzada. El público no me debe nada porque mi obra pictórica solo es relativamente buena pero los pintores que hoy día se benefician de esta libertad me deben algo". Ciertamente, mucho le debían; fue sin duda un gran visionario, un "profeta de la modernidad" que intuyó el gran paso que había dado el arte, pero, posiblemente, no se percató que él mismo, con su propia obra, sí había conseguido "un gran resultado", un resultado que lo encumbraría como uno de los padres (junto a Cézanne y Van Gogh) de la pintura moderna y por tanto iniciador de las primeras vanguardias pictóricas del apasionante y convulso siglo XX.

Paul Gauguin
Visión del sermón (1888)