De la misma manera que cuando tenemos los ojos abiertos los enfocamos hacia lo que queremos ver, cuando los cerramos hemos de enfocar nuestra imaginación hacia el futuro que anhelamos crear, de esta manera éste se reflejará en nuestra mente; ya tan sólo tendremos que habilitar una creencia en ésta desde la cual poder pensar como andar el camino. Si además iluminamos nuestro andar con la luz de nuestro corazón, el camino será de sabiduría, es decir, una experiencia a disfrutar y a compartir, un sueño a entregar a la vida. Querido lector, ¿te apetece cerrar los ojos y reflejar en tu mente tus sueños ...? Una vez los veas te reconocerás en ellos y sentirás que naciste para cumplirlos ...

