Revista Cine

“Nada que declarar”: Aduanas encubiertas

Publicado el 14 abril 2011 por La Mirada De Ulises

He ido a ver “Nada que declarar” por el buen recuerdo que tenía de “Bienvenidos al Norte”, por su carácter amable y por su historia entrañable, con gags frescos y personajes simpáticos en su sencillez, tan inocente como respetuosa con todos. El tráiler de la nueva película de Dany Boon anunciaba una comedia del mismo estilo y sabor agradable, con final feliz y reconciliación anunciada desde el inicio… aunque eso no importaba. La comedia ahora estrenada no esconde ninguna sorpresa ni pretensión, y el espectador encuentra lo que se le promete: entretenimiento para una historia que se ve con una sonrisa en los labios, aunque a veces demasiado simple e histriónica, aunque su carácter de comedia paródica le concede el paraguas de la exageración y del exceso… y se ve con gusto, también porque tiene buen ritmo narrativo. Gran éxito en Francia y demás países, pero no tanto en España…

“Nada que declarar”: Aduanas encubiertas

Sin embargo, cuando me he parado un poco a pensar y ver la imagen que se da de unos y otros… no resulta tan inocente y cándida. Como en su anterior película, Bonn juega la baza del contraste, y aquí unir en la amistad a franceses y belgas… quedando estos últimos en bastante peor lugar que sus vecinos. El propio director se reserva en papel de agente francés de aduanas –Mathias Ducatel– y se presenta a sí mismo como hombre tolerante y condescendiente, sin más ideología que los buenos sentimientos y ninguna creencia religiosa, capaz de todos los sacrificios para ganarse el favor de la familia belga de su novia Irène. Enfrente suyo está Ruben Vandervoorde, agente belga y francófobo, racista e intransigente, violento y de gatillo fácil, religioso y un poco tonto… pues accede a trabajar con el francés para poder pasar la aduana del cielo y como penitencia tras confesarse.

“Nada que declarar”: Aduanas encubiertas

En ese punto me llama la atención la superficialidad y poco atractivo del católico belga frente a enamorado, simpático y areligioso francés. Por encima de regionalismos, no puedo dejar de pensar que hay mucho que declarar en esta comedia aparentemente inocua… pero con mensaje engañoso y dulce: es como si la medicina entrase mejor con un poco de azúcar, que diría Mary Poppins. Por eso, parece como si el laicismo francés se sirviese de la amabilidad de la comedia para hacer alarde del santón laico, en contraposición al racista religioso.

“Nada que declarar”: Aduanas encubiertas

En la cinta, ninguno de los agentes es malvado de corazón (eso se lo deja Boon a los traficantes de droga)… aunque el belga parece no aprender la lección en la última escena cuando, delante de su hijo, ha sustituido la actitud racista frente al francés –que ya es su cuñado– por otra hacia el chino… Por eso, quizá el título que más le convenía a la película fuese “Algo que declarar” o “Aduanas encubiertas”, porque es sospechosa el marcado sesgo de los personajes y su  intencionalidad, o al menos excesivamente dispar la imagen que de unos y otros… con el racismo, la intolerancia y la religión asociados.

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En las imágenes: Fotogramas de “Nada que declarar”, película distribuida en España por Wanda Visión © 2010 Pathé, Les Productions du Ch’timi, TF1 Fillms Production y Scope Pictures. Todos los derechos reservados.


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