Revista Espiritualidad

Nadador

Por Tara

Nadador Nadador
Aunque la vida es un sueño,
Actúa como si no lo fuera.
Actúa sin peso.


Puede que entiendas que la vida no es sino un sueño, pero eso no te libera de la responsabilidad de actuar. Este sueño puede no ser de tu propia creación, pero igual tienes que participar y operar dentro de los parámetros de la fantasía. Debes convertirte en el productor, director y actor de una obra teatral fantasmagórica. De lo contrario, estarás deambulando a la deriva.
La meditación es despertar. Son pocos los que han adquirido la habilidad de estar en constante meditación. Por lo tanto, nos despertamos y soñamos, despertamos y soñamos. Los momentos de iluminación son como las veces en que los nadadores suben por aire. Obtienen una bocanada de vida, pero deben sumergirse una vez más. Todos somos nadadores en un mar de dolor, balanceándonos arriba y abajo entre las olas hasta nuestra liberación final.
La dificultad inicial de la espiritualidad es una esquizofrenia entre el verdadero entendimiento y el dolor de la vida cotidiana. Nuestra iluminación choca con las impurezas externas. Por eso algunos novicios se retiran al aislamiento. Una vez que las personas obtienen verdadera comprensión, prescinden de esta división. Pueden vivir en este mundo y aún así no ser contaminados por él. Son los nadadores más fuertes y serenos de todos. Actúan, pero apenas perturban el agua. Externamente sus acciones no se diferencian de las acciones ordinarias, pero no dejan estela. Deng Ming-Dao

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