El tenista español Rafa Nadal ha conquistado su séptimo título en Roland Garros, segundo ‘grande’ del año, tras derrotar en la final al serbio Novak Djokovic por 6-4, 6-3, 2-6 y 7-5, en un partido que ha acabado este lunes tras la suspensión ayer por la lluvia.
El balear ha recuperado rápidamente el servicio que había perdido en los primeros compases del cuarto set antes de que se parase el choque el domingo, y, con unas condiciones mejores, ha igualado el encuentro para acabar decantando la balanza a su favor con una rotura en el duodécimo juego.
De este modo, el jugador manacorí deshace el empate a seis entorchados que compartía en París con el mítico sueco Bjorn Borg y logra el undécimo ‘grande’ de su palmarés, evitando además que el balcánico pueda lograr el ‘Grand Slam’.
“Para mí es un verdadero honor. Borg es uno de los más grandes en la historia, una de los jugadores más carismáticos de la historia” dijo Nadal en cancha entrevistado por John McEnroe. “La comparación con el gran Borg es fantástica. Siempre ha sido muy bueno conmigo, por lo que debo darle las gracias”.
El manacorí estaba empatado a seis coronas con Bjorn Borg, que fue el gran dominador en París desde mediados de los 70 hasta principios de los 80 con sus triunfos en 1974, 1975, 1978, 1979, 1980 y 1981, y tras batir a ‘Nole’ se convirtió en el jugador más laureado en el ‘grande’ francés.
Y es que el exnúmero uno del mundo siempre ha encontrado en la capital gala la fórmula para mostrarse casi imbatible, y en sus ocho participaciones, sólo ha sumado un revés, el de 2009 ante el sueco Robin Soderling en los octavos de final. El compatriota de Borg evitó que el balear pudiese optar a arrebatar otro récord al escandinavo, el de encadenar cinco victorias consecutivas, algo que nadie ha logrado en la ‘Era Open’.
Así, Nadal levantó la Copa de los Mosqueteros desde 2005 a 2008, y desde 2010 a 2012, para sumar un total de 52 victorias, el cuarto que más tiene en la historia de Roland Garros, sólo superado por el argentino Guillermo Vilas (56), el suizo Roger Federer (54) y el checo-estadounidense Ivan Lendl (53), aunque a su favor está que sólo tiene esa derrota en su debe.
Y todo ello tras una nueva demostración en la tierra batida, su superficie, sino predilecta porque siempre ha mostrado devoción por la hierba de Wimbledon, en la que su tenis y su juego hace más daño. En 2011, se vio frenado por Novak Djokovic, que le dejó sin título en Roma y Madrid, pero que no pudo disputarle la final en Roland Garros, al caer en las semifinales ante Roger Federer, y no jugó en Montecarlo.
Sin embargo, el paso adelante dado por el español este año a la hora de enfrentarse a ‘Nole’ ha surtido efecto. Pese a perder la final en Australia, Nadal se quitó la losa de perder siete finales consecutivas con el de Belgrado al derrotarle con claridad en Montecarlo, donde consiguió su octava corona seguida, y posteriomente en el masters de Roma, lo que se une a su victoria en Conde de Godó. Su único revés fue en la criticada tierra azul de Madrid, donde perdió ante Fernando Verdasco en tercera ronda, aunque el número uno del mundo también tropezó en la capital.
Nunca se habían visto las caras en el último partido en París, donde se habían medido anteriormente en tres ocasiones, dos en semifinales (2008 y 2007) y una en cuartos (2006), siempre con victoria de Nadal y sin haber perdido un set.
Después de perder de forma consecutiva ante Djokovic tres finales de un ‘grande’ (Wimbledon y US Open en 2011 y el Abierto de Australia este año), el manacorí dejó claro que Roland Garros sigue siendo, un año más, territorio suyo.
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