Revista Opinión
Dentro de poco nadie se acordará de la que montaron los controladores. La insoportable levedad del "ser consumidor" quedará engullida por los intereses de un selecto club de trabajadores privilegiados y del propio Gobierno. Lo que queda claro es que nadie va a pagar los platos rotos, que el Gobierno jugará con los expedientes como arma de negociación y que al final saldrá un Convenio menos favorecedor para ellos,... pero se irán de rositas. A algunos, como a mi familia, la broma nos costó los ahorros de un viaje soñado y perdido. Ahora estamos en el limbo de largas reclamaciones que se irán apagando como una vela. Son muchas las injusticias que en el actual mundo laboral se producen. Los trabajadores de las grandes empresas que tienen mucha capacidad de movilización presionan y normalmente consiguen derechos que otros trabajadores, desmovilizados por la precariedad o por ser de una empresa pequeña, no consiguen ni de lejos. Y esto es así. Mañana dejaremos de estar en Estado de Alarma, pero la alarma seguirá, porque la alarma es la injusticia de los más poderosos sobre los más débiles. Así son las reglas que tenemos ¿o nó?