Revista Cultura y Ocio

'Nadie puede volar' de Simonetta Agnello Hornby

Publicado el 06 febrero 2020 por Ncarboz @ncarboz
Decidí salir de mi zona de confort y el resultado no podía haber sido más positivo. Hoy os hablo mis impresiones sobre Nadie puede volar.
 Perdida entre mis libros

Ficha técnica

TÍTULO: Nadie puede volarAUTORA: Simonetta Agnello Hornby
TRADUCTORA: Teresa ClavelPUBLICACIÓN: 07/10/19PÁGINAS: 265EDITORIAL: Gatopardo EdicionesGÉNERO: Autobiográfico

Mi opinión

Simonetta estuvo en contacto con la discapacidad desde que era una niña en su Sicilia natal. Su entorno y su familia le inculcaron la aceptación y la normalización de las minusvalías, hasta tal punto de no considerarlas una rareza.Años después ya en su madurez, viviendo en Londres, su hijo George con treinta-y-tantos años es diagnosticado de esclerosis múltiple. Este libro, escrito a junto a su hijo, narra su enfermedad y cómo la afrontan individualmente y frente al mundo ambos, desde sus puntos de vista.

“En mi mundo, todos los discapacitados son diferentes –diferentes a causa de factores físicos, como lo ciegos y los sordos, o psíquicos, como los retrasados mentales–, y todos los diferentes forman parte de nuestra normalidad, nunca deben ser marginados.“

Nadie puede volar es un libro autobiográfico narrado en primera persona por Simonetta Agnello Hornby y George Hornby, separados por capítulos y dividido en siete partes. Los capítulos en el que el narrador es George se diferencian porque están encabezados por un dibujo.En la primera parte la protagonista es Simonetta y su relación con la discapacidad durante su infancia en Sicilia. Su madre jugó un papel crucial en su educación hacia las personas con alguna minusvalía. Pero la lección más importante la recibió de su padre, que lidió gran parte de su vida con la osteomielitis, una infección de los huesos, y al que finalmente tuvieron que amputarle una pierna.Tras esta introducción saltamos al año 2002, cuando Simonetta abogada de profesión, publicó su primera novela con 57 años. Su hijo George, casado con Elena y con una hija de apenas un año, es diagnosticado de esclerosis múltiple, una enfermedad neurológica incurable y progresiva. Desde el minuto uno decide seguir el camino de la aceptación, la normalidad y tomárselo como un reto. George no podrá caminar, pero eso no impedirá que pueda disfrutar de la vida de otra forma. El padre de Simonetta había sido un fabuloso ejemplo. George decide contarlo a todo el mundo, no quiere esconderse ni estar rodeado de lamentaciones, quiere personas que le ayuden a seguir adelante.

“En la vida hay algo más que volar, y quizá también que caminar. Encontraríamos ese algo más.”

En el último tramo del libro acompañaremos a George y su madre en distintos viajes, uno de ellos por Italia. La impotencia y tristeza que sienten al darse cuenta de las barreras, tanto personales como arquitectónicas contra las que deben luchar para que una persona con silla de ruedas pueda ya no disfrutar de la vida sino simplemente hacer lo mismo que cualquier otra persona que pueda andar son inmensas. Aún así George no deja de luchar contra ellas con positividad, pese al desánimo que a veces le alcanza. Durante el viaje visitan edificios históricos, museos, y estudian obras de arte para conocer cómo ha sido tratada la discapacidad y la mayoría de las veces escondida en la sociedad en épocas anteriores.
En definitiva, Nadie puede volar es una obra autobiográfica escrita a dos manos por la autora y su hijo, que cogiendo como premisa la enfermedad de él, nos llevaran por un fantástico viaje de reflexiones, historia y vivencias sobre la discapacidad, actualmente llamada diversidad funcional, y su papel en la sociedad actual. No suelo leer autobiografías y empecé este libro con miedo, pero a las pocas páginas ya estaba absorta por la historia y me duró apenas dos días. Es cortito, y la prosa y narración de Simonetta es magnífica. Cuenta muchas cosas sobre historia y arte, pero sin datos excesivos que hagan la lectura farragosa. Sin dejar de añadir el gusto que da leer las ediciones de Gatapardo.  Lo recomiendo mucho.
Mi valoración:


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