


Es el turno para visitar el "lugar donde viven los osos" 🐻, o Nanortalik, la ciudad más meridional del país y más populosa del sur de Groenlandia. Ni que decir tiene que prosigue el festival colorista de casas 🏡de madera pintadas de colores.



Es una población tranquila, adormecida, que acarrea como las otras anteriores un aura contagiosa, 😷entre fantasmal y encantador. Cruzarte con viandantes, turistas, lugareños, es un asunto bastante inusitado y cuando lo haces, la sensación que predomina es la de saludar a uno de los últimos supervivientes del planeta tras un holocausto mundial. Al fondo del pueblo casi "deslumbra" una cabaña de color verde que llama la atención, tanto como si apareciera una farola en medio del océano 🌊.




Por supuesto, tampoco faltan los mal encarados y deformes tupilaks.Pero más sorprendente me ha parecido la historia del navío Hans Hedtoft. Al igual que al Titanic, ni la furia de Vulcano habría sido capaz de sumergirlo.





Antes hablaba de los Kayaks, imprescindibles para viajar por el mar
🌊. Pero estas embarcaciones casi me parecen de juguete, puras maquetas, comparadas con las colosales umiaks. Mucho más grandes, se salen del museo con su desmesura. Llevo ya un buen rato en este interesante museo, no se puede ver a la carrera, como si nos persiguiese la noche para llevarnos a la piltra. Me he quedado leyendo la interesante historia de la piedra tugtupita, o lo que viene a ser lo mismo, aún a riesgo de ponerme truculento, "sangre de caribú". Dice una historia preciosa, de esas que conforman leyendas, fábulas y sagas inmortales, que cuando la hembra del caribú dio a luz a suretoño la sangre de la placenta cayó sobre la roca, tiñéndola del característico color bermellón de la tugtupita.NANORTALIK I: FIN DE LA PRIMERA PARTE
