La NASA lanzó el viernes con éxito desde la base aérea Vandenberg (California) el satélite IRIS,
un nuevo artefacto que se une a los ya existentes en el espacio para
espiar la actividad del Sol de forma prácticamente continua durante dos
años. La misión estará destinada a estudiar cómo el material solar se mueve, acumula energía y se calienta
mientras viaja a través de una región poco conocida entre la superficie
y la corona solar. Esta región impulsa el viento solar que llega a
todos los rincones del sistema planetario y genera la mayoría de las
emisiones ultravioletas de nuestra estrella.
Poco después del lanzamiento, el
satélite se separó de su cohete Pegasus XL, de la empresa Orbital
Sciences Corporation, y entró en la órbita correcta, según ha explicado
la agencia espacial. Durante el próximo mes, los responsables de la
misión se limitarán a examinar los equipos para comprobar que todo
funciona correctamente. Las observaciones científicas comenzarán en 60
días. IRIS lleva un telescopio ultravioleta que alimenta un
espectrógrafo de imágenes multicanal. Con este instrumento, obtendrá instantáneas de alta resolución cada pocos segundos, y proporcionará observaciones de hasta 240 kilómetros a través del Sol.
«IRIS mostrará la atmósfera solar con
más detalle de lo que nunca se ha observado antes», ha explicado el
científico adjunto al proyecto, Adrian Daw, quien ha apuntado que está
convencido de que esta misión les mostrará «algo que no se esperaba ver».
La actividad solar, como las eyecciones de masa coronal y las
erupciones solares, también son de gran interés para los diseñadores de
naves espaciales que tienen que encontrar formas de proteger los
instrumentos y la electrónica de los mismos. IRIS también puede
facilitar información al respecto.
Fuente: abc
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