Porque no me negaréis que están apetecibles cuando llegas de la playa o de la piscina: unas natillas bien frías, ligeritas y dulces, con su toquecito de canela... ayyyy que ya se me hace la boca agua y todavía no empezamos con la receta!!!
Vamos con los ingredientes:
- bizcochos de soletilla
- almíbar para bañar los bizcochos
- 4 pocillos de leche
- 6 yemas de huevo
- 4-5 cucharadas de azúcar
- una pizca de sal
- una cucharadita de maicena (opcional, por si os gustan más espesas)
- canela en rama
- cáscara de limón y naranja
Para empezar, ponemos la leche a hervir con dos trocitos de cáscara de limón y naranja (sin la parte blanca) y la rama de canela.
A continuación repartimos en las copas (a nosotras nos gustan las típicas de champán) los bizcochos, previamente remojados con almíbar.
Entre tanto, preparamos dos cazos de diferentes tamaños. En el más grande echamos agua y la ponemos a hervir. En el pequeño batimos bien las yemas, con la sal, la maicena y el azúcar, hasta que dupliquen su tamaño y queden espumosas. Vertemos poco a poco la leche ya aromatizada sobre las yemas batidas y a continuación lo colocamos dentro del cazo grande para cocer todo junto al baño maría.
La superficie de las natillas inicialmente ha de tener espuma. Vamos removiendo continuamente, despacito y sin parar hasta que esta espuma desaparezca completamente. Entonces lo retiramos del fuego.
Si veis que han quedado grumos podéis pasar la batidora sin miedo.
Ahora vamos echando las natillas en las copas.
Tened cuidado no lo hagáis desde mucha altura porque los bizcochos se deshacen y se hace un mejunje todo junto, que queda como una papilla y esa no es la presentación que queremos darle.
Una vez templadas las metemos en la nevera, porque para que estén ricas tienen que estar bien frías. Espolvoreamos con un poquito de canela, o la decoración que mas os guste y listas para disfrutar!!