Desde el punto de vista nutricional, la Navidad no debería ser sinónimo de grandes excesos que, incluso, nos puedan hacer estar mal. Lo más importante es que seamos conscientes de que la Navidad no debe empezar el 15 de diciembre con la cena de empresa y terminar el 7 de enero con los restos de Roscón. Obviamente podremos celebrar las fechas más señaladas (24, 25 y 31 de diciembre, y 1 y 6 de enero) con algún plato especial, pero el resto de los días, que son la mayoría, deberíamos comer de forma normal e, incluso, compensar si nos hemos excedidos en los días festivos.
Durante estos días de Navidad, las urgencias de los hospitales están llenas de crisis hipertensivas, comas diabéticos, ataques de gota e, incluso, anginas, motivadas por el mayor consumo de grasas, azucares y alcohol y esto debemos, absolutamente, prevenirlo.
Cómo cuidar la alimentación en Navidad
Algunos consejos que deberemos seguir para que la alimentación en Navidad sea saludable son:
- Sigue haciendo tu vida lo más normal posible y manteniendo unos hábitos saludables así como los horarios habituales de comidas y sueño.
- Haz ejercicio de forma regular e, incluso, si tienes más tiempo libre, aprovéchalo para pasear, hacer deporte…
- Haz 5 comidas al día.
- Bebe 2 litros de agua al día.
- Cuando hacemos alguna comida más abundante, las formas de compensar son dos: comer menos después o hacer más ejercicio. Si hemos “exagerado” en la comida, cenamos menos y si hemos cenado más, compensamos al día siguiente. Nunca se saltan comidas o se come menos antes de la comida o cena “potencialmente peligrosa”, ya que esto nos haría descontrolar más fácilmente y comer de forma exagerada.
- Podemos degustar los platos que se hayan preparado pero con moderación. De esta forma, disfrutaremos de ellos sin los “efectos secundarios” que producen los excesos.
- Intentar elaborar los platos de forma sencilla, evitando o limitando las salsas muy grasientas, los fritos o los postres demasiado elaborados.
- El alcohol tiene muchas calorías y además nuestro hígado deberá trabajar de forma extraordinaria para metabolizarlo. Si es posible, elegir el vino tinto, ya que tiene una alta concentración de resveratrol y por ello es un potente antioxidante. Las bebidas de alta graduación, se deben tomar con mucha moderación.
- Incluir en los menús navideños, más pescado que carne. Es más ligero y la grasa que contiene es más saludable.
- Los postres caseros son de mejor calidad que los industriales, tienen menos conservantes, colorantes, grasas y están tan ricos o más.
- Es también muy importante, cuidar la presentación de los platos. Esto ayudará a satisfacer el “hambre psicológica” y con menos cantidad de alimento satisfaremos el “hambre física”.
¡Felíz Navidad!