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Navidad durante la Gran guerra

Publicado el 24 diciembre 2015 por Tras La Nube De Oort @BlogNubeDeOort

Entramos de lleno en tiempo navideño, una época familiar, de compartir, dar y recibir regalos, grandes banquetes y buenos propósitos. Sentimiento religioso aparte, estas fechas han confluido en una celebración global, no sólo por la celebración Cristiana, sino también por la celebración del cambio de año, cómo ya vimos en nuestro artículo sobre el solsticio de invierno.

Podemos sentirnos afortunados de poder disfrutar estas fiestas, o incluso de criticarlas si estás en contra de ellas, pero en cualquier caso, lo más probable es que las pases rodeados de los tuyos y las disfrutes de una manera u otra. Sin duda es una época feliz cuando la pasas en familia, y por el contrario, también es cuando las ausencias se sienten más que nunca.

Pero, ¿cómo se han vivido días tan señalados en tiempos de guerra? Cuando un país entra en guerra lo único seguro es que las tragedias familiares aumentan, los dramas humanos se reproducen en cada esquina y cualquiera que vista colores distintos a los tuyos se convierte en tu peor enemigo. Sin embargo, incluso en medio de la vorágine de las guerras, surgen momentos de camaradería, no sólo entre miembros del mismo bando, sino que a veces incluso entre enemigos irreconciliables. Pequeños oasis de paz en medio de la barbarie nos hacen recordar que en el fondo, no somos tan distintos unos de otros. Así por ejemplo, durante la Gran guerra, sucedieron unos hechos que ponen de manifiesto esto que digo.

Según cuenta Juan Eslava Galán en su libro " La primera guerra mundial contada para escépticos " durante la Nochebuena de 1914, en el frente de Ypres, defendido por británicos, estos estaban de enhorabuena. Los mandos les premiaron en esta noche tan familiar con un menú especial, muy diferente al rancho de campaña que solían tener. Una cena que consistió en sopa de col, salchichas ahumadas, empanada de carne, pastel de manzana, sidra y medio litro de whisky por cabeza. Todo un festín. Eso si, sin dejar las trincheras por supuesto.

En mitad de la noche, un centinela británico comienza a oír ajetreo en la trinchera enemiga, protegida por los alemanes. Empiezan a aparecer unas luces extrañas entre la niebla. Mientras duda si debería dar la voz de alarma o no, se empiezan a oír villancicos cantados en alemán desde posiciones enemigas. ¡Era Noche de paz! Aunque la letra no se entendía, la música es universal... Y las luces que aparecían entre la neblina no eran otra cosa que ...¡árboles de Navidad!

Poco a poco se va corriendo la voz entre los británicos y no pasa mucho tiempo antes de que comience una autentica batalla, sólo que esta vez de villancicos. De ambas trincheras comienzan a intercambiarse canciones populares y al amanecer, ocurren sucesos aún más sorprendentes.

En la mañana del día de Navidad, un soldado del bando alemán empieza a salir de las trincheras, agitando una bandera blanca y con paso renqueante. Seguido por algún compatriota, se dirigen a tierra de nadie, desarmados y agitando el universal símbolo del "son de paz".

Pronto, los británicos les emulan y se acercan a los germanos. Se crea una situación inaudita, con alemanes y británicos en medio de un campo desolado por los combates de días anteriores, con cadáveres alrededor, sin saber muy bien como actuar. Están a distancia de combate cuerpo a cuerpo y los que hace unos días se hubiesen atacado con bayonetas, de repente ¡empezaron a compartir sus provisiones con el otro bando! Cigarros, whisky, salchichas, chocolate, monedas, fotos y cualquier cosa que llevasen a mano fueron intercambiándose entre soldados de los distintos ejércitos, improvisando una pequeña celebración pacifica en medio de todo ese violento sinsentido. Incluso llegaron a organizar un partido de fútbol, algo que se conmemora y se conoce como el "partido de no man's land o de tierra de nadie".

También usan esta tregua para limpiar el campo de batalla de los cuerpos de sus caídos y darles sepultura, cada bando a los suyos. Esta confraternización duró todo el día, y demostró que estos hombres, enemigos forzados, tenían mucho más en común entre ellos que con aquellos mandatarios que les mandaban a matarse unos a otros.

Esto hoy en día se conoce cómo la "tregua de Navidad" y fue improvisada por los soldados a pie del campo de batalla. Tan pronto como los altos mandos se enteraron de esta noticia, el final de la concordia acaba y se vuelve a la "normalidad" de la guerra, aunque no pudieron evitar que esta bonita anécdota haya quedado para la historia.

También me gustaría añadir un par de vídeos. El primero fue lanzado por Sainsbury's (una cadena de supermercados británicos) en colaboración con la Legión Británica, como anuncio para la campaña de Navidad de 2014. No dejéis de verlo, que no tiene desperdicio. El segundo es un clásico de Paul McCartney, quien para la canción " Pipes of Peace " escenificó parcialmente este acontecimiento.


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