Negligentes

Al que últimamente es mi país favorito, y con diferencia, sólo le falta buen tiempo. Si no fuera por eso, sería simplemente perfecto. Islandia no deja de sorprender por hacer, precisamente, lo lógico en medio de una realidad eleva a categoría de normal la avaricia y la corrupción de unos y otros, o de todos a la vez, que no son incompatibles, sino que se retroalimentan y conviven en armonía.

El primer ministro afronta desde hoy un juicio acusado de negligencia por su actuación en la crisis. Y es que resulta que en Islandia hay una ley sobre la responsabilidad de los ministros que, además, se cumple y no es papel mojado. Debe ser, sin duda, por las escasas precipitaciones que tiene el país a lo largo del año, unos 400 mm. por año por la influencia polar.

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