Revista Arte

Neil Young – Harvest

Por Peterpank @castguer

Neil Young – Harvest

Qué despojado está el juramentado. Qué limpio y qué firme. Se ha protegido el corazón con un fajo de billetes. Mira al frente sin abrir los ojos. Se ha atrincherado detrás del capital. No hay temor en su gesto. Se sabe a resguardo. No existe arma de destrucción masiva más devastadora que un buen fajo de billetes exhibido a tiempo, izado junto al corazón como advertencia. Los dueños del capital son hackers: entran en un sistema y lo revientan, lo configuran a su antojo, lo adoctrinan sibilinamente. Una vez que el sistema está colonizado, el agente invasor avisa al resto de su acólitos. Conviene que se vea quién manda, pero sin dar la impresión de que el Jefe está solo. El poder es un instrumento de manejo muy delicado y puede volverse en contra de quien lo ejerce. El capitalismo cainita se cuida de no asfixiar del todo al pueblo. Si lo extermina, si lo arruina y lo deja insensible, el capital se vacía de significado. El juramento, el que se pega el fajo al pecho y mira al infinito en puro arrobo, es en el fondo un pastor. Su oficio invisible es la conducción del pueblo hacia la tierra prometida, que suele ser un gran centro comercial en un sábado por la tarde. Preferentemente a principios de mes, cuando la nómina ha hecho ruido en la cartilla de ahorros y el dinero pide a gritos aire y el alma exige a dentelladas bienes de consumo, golosinas desechables, algo en lo que sentirnos plenos y notar un escalofrío de placer bestial y primario. Esta misma noche salgo a la calle y comulgo.

E.

Album: Harvest


song: a man needs a maid


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