Daniel P. Espinosa es un escritor madrileño que, poco a poco, se está haciendo un nombre en lo más alto de la literatura española de género. Nos sorprendió gratamente con Aplaudan al salir, y esta vez parece que se ha consolidado con una novela digna de ser leída por todo aquel amante del terror. Nekromanteia, rituales de los muertos es una historia de nigromancia, muertos vivientes, demonios y magia oscura. Así, sin más. Viviremos la lucha de Etham Loss, un nigromante sin escrúpulos perseguido por toda clase de criaturas maléficas, en un esfuerzo inútil por sobrevivir.
El autor, con esta premisa, construye una novela en la que el tema principal no es otro que el deseo del nigromante por no morir, conservar su individualidad y no dejarse atar por los hilos de otro. Un tema sencillo a la vez que paradójico, pues el protagonista huye de lo que él precisamente está acostumbrado hacer a otras personas. Para describir esta situación, Espinosa se ha documentado de manera notable, describiéndonos los rituales, nombrando los demonios, dando cobijo a entes y criaturas extrañas,... todo debidamente coherente y con un pozo de estudio perfecto para la ocasión. Sólo este esfuerzo por parte del autor ya otorga a la novela de dignidad.
Lo mejor de la novela es una característica que Espinosa ya nos dejó claro en Aplaudan al salir. Este señor es un genio describiendo atmósferas asfixiantes, oscuras. Desde la página uno el lector se da cuenta que los personajes viven en una ciudad gris, llena de sombras, con habitaciones iluminadas por una débil bombilla, humo saliendo de las alcantarillas, eterna noche. Esta es la sensación que me dio al leer el libro, una sensación de ahogo. Exactamente igual que experimenta el personaje. En mi humilde opinión esta es una gran virtud y un gran logro de la novela, el motivo principal de ser finalista en un premio tan importante como el Minotauro.
Los personajes, sin embargo, me parecen demasiado lineales. A todos les empuja los mismos motivos. Venganza, odio, supervivencia, inmortalidad,... Son ideas y sentimientos oscuros, cargados de dramatismo pero que, a la vez, impiden que surjan otros matices. Sucede con todos los personajes, incluso con el protagonista, y eso crea al final un elenco demasiado regular, demasiado constante. En Nekromanteia todos son personajes negativos. Aquí sólo hay malos.
¿Y la historia? En mi opinión peca de monótona hasta cierto punto. El protagonista persigue su objetivo mientras huye de aquellos que quieren acabar con él. Así, sin altibajos, sin momentos puntuales ni pausas destacables. Esto puede provocar cierto cansancio en el lector, aunque considero una crítica por mi parte quisquillosa, más fruto de mi exigencia que de la realidad misma. Juzguen ustedes mismos al respecto. Lo que sí es cierto es que empuja más la atmósfera que el argumento. Parece que incluso el ritmo de la narración termina embriagado de esa atmósfera gris, oscura.
Poco más que comentar sin entrar en spoilers y demás vilezas. Una novela ganadora, bien hecha, con mimo y cuidado por un escritor que se lo curra, se lo trabaja y disfruta con ello. Y eso, a la larga, se nota.