Revista Opinión

Némesis, una hipótesis misteriosa

Publicado el 22 mayo 2013 por Jocoma


¿Qué es Némesis? ¿Es una enana marrón? ¿Un pequeño agujero negro? ¿Una aglomeración de materia oscura inestable?
Némesis. Una hipótesis misteriosa En su observación y comprensión de la realidad, pocas certezas absolutas tiene la ciencia. Dentro de la relatividad del conocimiento abundan teorías, hipótesis, propuestas… que no son más que conocimientos que se supone ciertos, pero que aún no han sido confirmados definitivamente. Cualquier científico a quien le preguntes sobre el grado de conocimientos de la ciencia actual, siempre te responderá que es infinitamente más lo que se desconoce que lo que se sabe. También comentan en ocasiones que cuando se encuentra una respuesta, aparecen diez preguntas.
Hay una teoría que explicaría la formación de la Luna, por ejemplo, pero de momento aún no ha sido definitivamente confirmada. Lo mismo ocurre con la extinción de los dinosaurios o las glaciaciones en nuestro planeta. El camino de la ciencia es arduo y sinuoso.
Némesis. Una hipótesis misteriosa
Por lo que se refiere a las extinciones en masa ocurridas en la Tierra o sobre las mismas glaciaciones, suele pensarse en causas endógenas del planeta, aunque en el caso de la extinción de los dinosaurios la teoría más aceptada es la de la colisión de un cometa o un gran asteroide (desplazamiento de objetos externos). Pocas veces se propone la posibilidad de que sea la propia Tierra la que se desplace por algún tipo de influencia gravitacional. Teniendo en cuenta que todo en el Universo se encuentra en precario equilibrio, cualquier interacción es de consecuencias imprevisibles.  

Némesis. Una hipótesis misteriosa

La Némesis mítica

La nube de Oort es un cúmulo de objetos (cometas y asteroides) situada en los confines del Sistema Solar muy lejos del Sol y a un cuarto de distancia de la estrella más cercana (Alfa Centauri). Se supone que es desde esta zona del espacio de donde salen esos objetos que deambulan por el Sistema y algunos de ellos acaban por colisionar con nuestro planeta. Como es lógico pensar, estos objetos no salen por sí mismos sino que son desplazados y escapan de sus equilibrios locales. Surge rápidamente la pregunta de qué objeto o qué fuerza interfiere en ellos para provocar el desplazamiento.
Por otra parte apreciamos que en el Universo una tercera parte aproximadamente de las estrellas de un Sistema, son binarias. ¿Porqué nuestro sol no tiene una hermana gemela? Tendríamos que saber muchísimo más sobre la creación de las estrellas y sus respectivos Sistemas, para poder contestar a esa pregunta.
Y aquí viene la hipótesis. Lo que interfiere, desequilibra y desplaza a algunos objetos de la nube de Oort periódicamente (cada 27 millones de años), es un objeto o fuerza desconocida que debería tener poco volumen, poco brillo y mucha masa. Algunos científicos concluyen que se trata de Némesis, una enana marrón, estrella que por su evolución ha llegado a ese estado y que originariamente se formó al mismo tiempo que el sol y los planetas pero debido a la masa que llegó a poseer por la acreción inicial, no consiguió convertirse y mantenerse como estrella binaria orbitando e interactuando con la estrella principal, el Sol. Algunos dicen que podría tratarse incluso de una estrella supermasiva que hubiera implosionado convirtiéndose en un agujero negro atípico y distinto a los que aparecen en el centro de las galaxias.

Némesis. Una hipótesis misteriosa

En definitiva, que si buscamos una fuerza que altere periódicamente un lugar donde “reposan” esta clase de objetos y los desplace, hay científicos que concluyen que es debido a la órbita de Némesis que periódicamente se acerca e influye en la zona.
Némesis. Una hipótesis misteriosa

Lo curioso de esto es que da la impresión de que conocemos a la perfección los entresijos del Sistema Solar, pero lo bien cierto es que tenemos dificultades para localizar un simple meteorito en línea de colisión con la Tierra, mientras supuestamente detectamos viejas galaxias que se formaron a poco del Big Bang e incluso registramos la supuesta radiación de fondo que produjo la hipotética explosión inicial del Universo.
También podría llegarse a pensar que la propia Némesis interactuara con la Tierra en su extraña órbita desplazándola ligeramente respecto del Sol y que posteriormente nuestro planeta volviera al equilibrio y se reajustara a su órbita habitual. Esto explicaría quizás las glaciaciones. La cuestión de fondo es que al parecer el fenómeno que influye en la nube de Oort parece que se produce cada 27 millones de años, mientras que las grandes extinciones se produjeron en ciclos superiores, y las glaciaciones en períodos inferiores de 10 o 15.000 años. Quizás hubo otras extinciones entre las grandes, que no fueron tan masivas.
Némesis. Una hipótesis misteriosa

Nada, habrá que seguir investigando a ver si logramos explicaciones que lleven a otras y que en un momento dado, al interrelacionarlas, nos den explicaciones plausibles más generales que nos acerquen al conocimiento del Universo.
Caña a la economía que impide la investigación.
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Joan-Llorenç [email protected]

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