Algunos lectores recordarán como hace unos meses, no pocas personas me comentaron que el “neoliberalismo” había muerto. “Se acabó vuestra época”, me espetaron. La verdad es que debo darles mérito cuando lo tienen: y es que, al menos reconocen que existe algo que se llama “neoliberalismo” (si bien no entienden lo que realmente significa el concepto neoliberal y serlo). Esto lo tengo que decir porque hace un par de días, en Facebook, tuve un choque, un encontronazo desagradable, con una “señorona” del Partido de la libertad individual que me negaba rotundamente que tal concepto existiera. Eso, cuando no me llamó “hijo de puta” y “topo comunista”. No, no es broma, desgraciadamente. Es otro ejemplo más de los fascistas metidos en las asociaciones liberales españolas. Al final de esta entrada, colgaré las capturas de pantalla que hice en las que podréis ver el “talante” tan “liberal” y “tolerante” (sobre todo esto) de la señorona en cuestión. No sé, yo fui ser tolerante con ella en todo momento, pues hay que compadecerse de las mujeres en sus etapas menopáusicas y ya si tienen pintas de caciques españolas enchufadas…las pobres…
Bueno, ahora vamos a lo serio como siempre.
Decían que el “neoliberalismo” ha muerto. Otros han dicho que la izquierda está volviendo a sus raíces populistas. “Que se vayan al infierno todos esos neoliberales”. Esa es la reacción de no pocos comentaristas, desde la izquierda a buena parte de la derecha en todas sus variantes. Y eso en el mejor de los casos, porque luego hay otras ocasiones en los que nos desean la muerte: “Tú, Bloomberg y todos vuestros amiguetes neoliberales deberiais morir”, sentenciaba hace poco un “libertarian” en Facebook “anti-estatista”.
La verdad es que cuanto más leo sobre lo que la gente “cree” que es el neoliberalismo y los neoliberales, más molesto quedo. Lo cierto es que el neoliberalismo es algo que llevo en las venas y he estudiado muchísimo acerca de lo que es y lo que no es.
Hoy, lo cierto es que iba a publicar aquí un manifiesto liberal pero he estado mareado en estos días por quizá la combinación del frío polar y otros factores que ahora no vienen a cuento. Por eso colgaré el manifiesto en la próxima entrada. Para sentirme mejor, decidí ayer entonces subir al campus de Columbia y encontrarme con mi antigua “pandilla” de autodenominados “neoliberales” a principios de este siglo (aunque realmente los inicios del 2000 seguía el neoliberalismo de los 80 y 90 en pleno apogeo). Entonces, decidí ir a la mansión (town house) de Riverside Drive donde solíamos reunirnos los de la Derecha para hablar sobre estrategia política en una época más inocente (antes del brutal ataque terrorista del 11 de septiembre perpetrado por islamistas saudíes). Y es que, a partir de ese ataque, todo para mí cambió y ya no era sobre estrategia lo que se discutía conmigo sino sobre tácticas y defensa militar – es decir, la guerra contra el terrorismo que sigo defendiendo ahora y siempre lo haré hasta el día que me toque morir. Prefiero que se me recuerde por alguien que aprobó el uso de los “drones” contra terroristas en Pakistán antes que un amigo de gente como Edward Snowden y otros enemigos de Occidente y nuestros intereses.
Como, de hecho, yo ya tenía escrito el manifiesto desde hacía varios años, aportaré algunas pinceladas cuando proceda. Transcribo aquí la conversación que mantuve con el amigo “neoliberal” en un intercambio de ideas sobre café americano aguado y luego unos chupitos de whiskey que nunca vienen mal en el frío polar de Nueva York.
“Alfredo, leyendo algo que escribiste en el Spectator hace años, dijiste que nosotros “ya no somos amigos automáticos de los sindicatos ni de todo tipo de gobierno” y que tampoco “ahora tampoco nos tenemos que oponer “porque sí” a las FFAA o a las grandes empresas”. ¿A qué vino eso?
Ah, sí, bueno, de hecho es un mensaje que siempre intento inculcarle a la gente que se interesa por nuestras ideas. En nuestra búsqueda de soluciones para los problemas actuales, siento una profunda desconfianza hacia todo tipo de respuestas facilonas o automáticas, dogmáticas, sean estas progresistas o conservadoras. Yo no sé si aprendí a ser tan escéptico gracias al calvinismo, pero nunca me han gustado los dogmas, el pensamiento único, las respuestas interesadas. Y es que, tampoco son actitudes liberales hacia la vida.
Esa desconfianza, de hecho, ha sido una de las grandes contribuciones del neoliberalismo. Pero lo que ha pasado últimamente, sobre todo con los chavales más jóvenes que nosotros es que ciertas palabras las asocian con cosas que ellos perciben que les perjudica. También ha habido un declive general en la calidad de los argumentos que aportamos, debido a la penetración de locos y extremistas en círculos liberales.
“Hahaha. Recuerdo esos episodios, Alfredo. Recuerdo como por ejemplo optaste una vez por preferir la victoria de un Demócrata antes que un Republicano y yo te dije “por Dios, Alfredo. Estás facilitando la elección de un sociata, un monstruo que quiere subir los impuestos en NY y ser liberticida. Por eso creo que incluso aquí muchos dicen que eres insoportable y un “gilipollas” porque a veces haces cosas que perjudican a la derecha, desde ese punto de vista”.
Bueno, yo no creo en ser diferente solo por serlo o lucirme. Creo que se debe ser diferente cuando nos ayuda a conseguir una verdad que la Derecha NO quiere captar ni aceptar. Mira el tema de la religión. No he parado de decir que al igual que la Derecha es reaccionaria y automáticamente “pro” religión (cristiana), la izquierda también suele reaccionar con odio y ser “anti” religiosa. Y me pongo a pensar en todos los progres que adulan a Martin Luther King…¿qué demonios creen que era Luther King sino un gran reverendo cristiano protestante de buena fe, con buenísimas, excelentes intenciones para las gentes de su raza? Martin Luther King era cristiano y usó los valores cristianos para “vender” su movimiento en un EEUU abrumadoramente (en esa época, no ahora) blanco anglosajón y protestante. Luego está el tema de los sindicatos. Si yo critico a los sindicatos de profesores en esta ciudad, no lo hago para ser un hijo de puta desalmado, sino precisamente porque lo que más me apasiona y me duele es el tema educativo y que los niños no están recibiendo la educación que se merecen. No ya por culpa de los sindicatos únicamente, aunque contribuyen a esa mediocridad también y lo critico. Hay profesores excelentes, pero luego hay profesores malos, incompetentes, protegidos por el sindicato. Yo creo en las reformas, mientras sean racionales y basadas en el respeto.
“Uno de los temas que veo mucho en tu escrito es la crítica a la mediocridad , que la gente debe ser un poco más emprendedores.”
Bueno, había extremos a finales de los 70 por ejemplo. Había un estancamiento generalizado en Occidente y estaba claro que hacía falta una explosión de innovación. Surgieron personas como Bill Gates y el de Apple, trabajando desde sus sótanos o garajes. Pero como en toda revolución económica capitalista, las cosas han ido demasiado lejos. Todas estas personas, grandes personas, excelentes aportadores, empezaron solamente a preocuparse con ganar mas y mas y mas dinero, hasta tal punto que ya sobraba bastante y perdía su sentido. Muchos caímos en esa trampa excesiva. ¿Tú no te acuerdas la cantidad de artículos de lujo que comprábamos en esas épocas, desde sombreros de miles de dólares y abrigos de 8 mil? Había exceso, ciertamente, pero ahora hay que frenar un poquito en esta carrera porque la gente tiene fatiga.
“Haha, vaya que me acuerdo y también me acuerdo de un sombrero de lujo que te compraste y como la organización internacional socialista te quiso tirar huevos en el campus y te insultaba llamándote criminal y asesino. Pero también una crítica común contra nosotros es que solo nos habiamos centrado desde siempre en las clases mas pudientes o como mucho menor, las medias, pero nunca los obreros ni los marginados como los progresistas”.
Bueno, eso se debe a dos extremos. En los 70 las cosas estaban al revés. Solo se centraban en los más pobres, pero nunca en los emprendedores ni en los más ricos. Ahora es un poco al revés la cosa y hace falta, por supuesto, hacerle frente a este problema de la pobreza creada por los excesos empresariales y obviamente los neoliberales criticamos eso también.
De todas formas, insisto, yo de hecho creo que los “neoliberales” hemos ganado, no perdido. Pero en algunos casos hemos ganado demasiado. Por ejemplo, los extremos de pobreza que ya hemos comentado, el aumento de la desigualdad.
Es obvio que tampoco hemos ganado a nivel de gobierno ni contra la excesiva burocracia, ni contra ciertos sindicatos interesados en resultados muy estrechos. No creo que nadie me pueda discutir, siendo serios, que debe ser una posibilidad despedir a profesores u otros funcionarios incompetentes. Contra esto nadie discrepa, nadie serio.
Hay dos grandes problemas en la educación y en el servicio público que nadie quiere mencionar. Habia una época en la cual hasta los más nobles y ricos de este país querían ser funcionarios y aceptaron el reto de Kennedy: “Pregunta lo que tú debes hacer por tu país”. Muchísima gente inteligente e incluso de orígenes pudientes querían trabajar para el Estado y mejorar las cosas en este país.
Las raíces de los neoliberales NADA tienen que ver con “abolir el Estado” sino hacer que funcione MEJOR. Por ejemplo, mira el caso de la sanidad nacional. De toda la vida, los “neoliberales” hemos defendido el acceso de todos a la sanidad e incluso un sistema nacional.
“Pero, ¿cómo hemos llegado al punto en el que defender estas cosas nos hace ahora ser tachados de “socialistas” en el mejor de los casos o peor, “totalitarios estatistas”? Y por otra parte, ¿cómo hemos llegado a que la gente asocie a los neoliberales con un capitalismo salvaje, sin ningún estado ni ayuda a los pobres?”
Es una falta de cultura, principalmente. La gente, en cualquier rincón del mundo, suele ser ignorante de los matices y los detalles. Ni saben realmente dónde se originó el neoliberalismo y qué defendía, ni saben que nada tiene que ver con el “libertarianismo”.
En mi país pasa lo mismo. En España, la gente cree que los neoliberales somos “anti impuestos”. Es absurdo. Justamente hace unos días, dije que el “anti impuestos” no debe ser un dogma y que se bajarán cuando se deba y se pueda, y se tendrán que subir cuando no.
Una de las reformas que es realmente neoliberal, una de las mas famosas en EEUU es la exigencia del “means testing” para recibir ayudas del gobierno. Mucha gente dice que es cruel, pero creo que gracias a un riguroso “means testing” que impuso Bill Clinton en los 90, miles y miles de personas no tuvieron más remedio que salir a la calle a trabajar para mantener sus beneficios. Para mí, ese es el verdadero espíritu neoliberal. No es “quitarte la ayuda”, es dársela a quien realmente lo necesite y que también éste contribuya algo al país a cambio de sus ayudas, aunque sea en un trabajo de sueldos mínimos.
Tampoco me gustan nada las subvenciones, muchas veces obviadas o ignoradas por no pocos “libertarian”, que reciben las grandes empresas en Occidente. Odio eso. Odio gastar dinero de los contribuyentes, de la clase media por ejemplo, en las grandes empresas. Me vuelve loco.
“Alfredo pero por lo que yo recuerdo, algunas sátiras de la izquierda contra ti eran muy crueles. En algún momento dado, no se sintió al menos un dia dolido o afectado por los constantes ataques?”
No, jamás. Porque se debe asumir que cuando estás en primera linea de fuego y haces cosas que afectan a terceros, van a reaccionar. De eso se trata nuestro sistema libre, los valores que debemos defender siempre — valores en los que incluso un cretino, un descerebrado, pueda insultarte. Ellos se retratan y eso me da mucha más satisfacción que silenciarles. Usted ha visto en mi propia web como entran a veces personajes a decirme palabrotas y yo les dejo muchas veces porque quedan en lo que son: ridículos sin argumentos. ¿Qué más me da a mí que un tipo fumando un porro con su pelo largo me llame “cabrón”? ¿O que se burle de mis gafotas de los años 50? ¡Da igual! Yo también me río mucho de ellos. Son patéticos y jamás harán algo serio en su vida.
Pero además hay cierta pasión en lo que te digo, porque hay un movimiento que tiene raíces y es mi deseo recuperar lo que pasaba en EEUU en los años 80 con respecto a los “libertarians”. No solo NO eran aceptados en círculos “liberales” sino que además se les consideraba poco más que una secta de utópicos con problemas mentales. Porque no nos engañemos, hay que estar un poco “pa alla” para creerse realmente en los dogmas de Rothbard o tener como líderes a un señor como Ron Paul.
Mira si hay algo que yo he aprendido tras tantos años de ataques por parte de todos los bandos es esto: nunca tengas miedo de parecer “malo” si es por una buena causa que sabes que vas a ganar porque la razón de la época o los acontecimientos te dan la razón.
Para los neoliberales, el papel del Estado es más limitado que en el sistema socialista o “socialdemócrata”, pero fuertísimo en sus funciones legítimas, que son:
-Fuertes para mantener el Estado de derecho,
-Fuertes para mantener las finanzas y la moneda en un estado de solidez absoluta,
—Fuertes a la hora de invertir en la educación para que se generen más oportunidades y asi seguir con el desarrollo intelectual y los descubrimientos.
—Fuertes para crear un marco general que incite a la empresa libre dentro de los límites legales.
— Fuertes militarmente para defender a la nación contra ataques internos y externos.
-Fuertes para ayudar a los más vulnerables de nuestras sociedades.
No hay nada “libertarian” en esos pilares. Por suerte, no creo que la gente sospeche que yo sea libertarian o que tú, viniendo de Singapur, lo seas también. En tu caso, menos, vas a entender más el neoliberalismo antes que el libertarianismo friki.
A lo mejor todo eso le suena muy seco o “médico” a mis lectores. Se me acusa con frecuencia de no ser suficientemente “humano” o “conectar”. Bien, lo digo de otra manera: lo que hace a un hombre, a una familia, una comunidad, una cultura o una nación son los valores con los que se rigen en sus vidas diarias, porque los valores no solo inspiran las políticas, sino también a las personas.
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De postre (no te atragantes), el “diálogo” con una “libegal” española. ¡Qué nivel! Si eso es lo que hay en los partidos liberales en España, imaginaos lo que hay en las asociaciones como el Instituto Juan de Mariana. ¡Luego se quejan cuando se les dice que huelen demasiado a la derecha española, rancia, casposa, de sacristía y sotana, de toda la vida! Fijaos en los comentarios donde defiende a Juan Ramón Rallo y al Instituto Juan de Mariana. La señorona no está de broma, no. Son así de fanáticos y sectarios en el “liberalismo” español.