El Neolítico es la última etapa de la Prehistoria, entre el 9000 y el 6000 a.C., cuando los seres humanos pasaron de limitarse a recoger los productos de la naturaleza, a modificarla para producir artificialmente nuevos tipos de recursos. En ese tiempo, los grupos humanos, en lugares y épocas distintos y sin relación alguna entre sí, empezaron a practicar la agricultura y la ganadería.
Se ha planteado el crecimiento demográfico como probable causa del surgimiento de la agricultura; se cree que la población humana aumentó a tal punto que los recursos resultaban insuficientes para satisfacer las necesidades alimenticias; por lo tanto, las sociedades prehistóricas se vieron forzadas a interactuar con la naturaleza para aumentar la producción de plantas y animales.
Centros de población en el Neolítico
En la actualidad se acepta de manera general la existencia de cinco centros independientes de aparición del Neolítico.
- El lugar más antiguo es el llamado Creciente Fértil, es decir, la región montañosa y semiárida que rodea la Península Arábiga, entre Mesopotamia y Egipto. Alrededor del año 9000 a.C., comenzó la domesticación de animales y plantas.
- En el extremo oriental de Asia se han identificado dos centros de domesticación, uno situado en las fértiles llanuras del norte de China, y el otro en una amplia zona tropical o subtropical comprendida entre el sur de China y Birmania, donde a comienzos del VI milenio a.C., se inició con el arroz.
- En América, la domesticación se dio también a partir del VI milenio a.C., en dos regiones de manera independiente: la primera y más antigua está localizada en el centro de México, apoyada básicamente en el maíz, cereal originario de esa región. El segundo centro americano se localiza en el sur donde, además de las especies del centro de México, se practicó el cultivo de la patata o papa y la cría de animales, entre los que destacan la llama y la alpaca.
Cambios en la forma de vida
Como resultado de la domesticación de plantas y animales, ocurrieron cambios muy importantes en la vida de los seres humanos y en el ambiente que les rodeaba.
En primer lugar, las nuevas actividades propiciaron el sedentarismo, es decir, el abandono de la vida nómada para permanecer en un mismo sitio con el propósito de cuidar el desarrollo de los cultivos y atender el pastoreo de los ganados. Esto tuvo como consecuencia el surgimiento de las primeras aldeas de cultivadores que se dispersaron alrededor de los centros de desarrollo agrícola.
En segundo lugar, debido a la mejor alimentación y a la seguridad que representaba la vida sedentaria, hubo un mayor crecimiento de la población humana y surgieron nuevas formas de organización social. La distribución del trabajo se amplió y surgieron diversas actividades como la cestería y la cerámica, mientras se continuaba la fabricación de instrumentos de piedra.
Con el paso del tiempo, la producción de alimentos y objetos artesanales creció de tal manera que superó las necesidades de sus fabricantes; esto dio origen al intercambio con otros pueblos, es decir, al surgimiento de las primeras formas de comercio.
Calcolítico
En la última fase del Neolítico surgió la metalurgia, es decir, la transformación de los minerales en metales. Esta industria que, a semejanza de la agricultura, fue inventada de manera independiente en distintas partes del mundo y en distintos periodos, apareció por primera vez en el sur de Asia Menor en el VII milenio a.C., y el primer mineral utilizado fue el cobre, el cual dio nombre a este periodo: Calcolítico.
En este periodo surgieron en Asia Menor las primeras ciudades como resultado del aumento de la población, y del crecimiento y especialización de las actividades. El inicio de las sociedades urbanas dio paso a la civilización que, como la fabricación del bronce y del hierro entre muchas otras cosas, trajo consigo la invención de la escritura, suceso fundamental que marca el fin de la Prehistoria y el principio de la historia.