Este post, tiene manual de instrucciones.
Paso 1 : Hay que leerlo después de haber hecho click aquí, en Neptuno (1). Este link os lleva directo ( y sin demora) al Blog de Inspiración. Allí, encontraréis la primera parte de esta historia de romance paranormal.
Paso 2 : Si os ha gustado la historia y apetece seguir, aquí tenéis la segunda parte.
Joana se alejó del embarcadero, dando la espalda a Francisco. Él la miró esperando que ella hiciera lo mismo pero la mujer, no se dio la vuelta. No vio como se quitaba la camiseta y se tiraba al mar, con aquella brillante estela de escamas reluciendo en su espalda. Joana oyó el chapoteo y se volvió. En el lugar en el que había dejado a Francisco ya no había nadie…aunque su camiseta estaba hecha un ovillo en el suelo. Miró hacia el mar, pero no vio nada… Recogió la prenda y se encaminó hacia el hotel. La camiseta olía a él.
El paseo la hizo pensar y activó su mente analítica. Su capacidad de observación le había hecho cosechar importantes éxitos en la comunidad científica y justamente eso, fue lo que la hizo pensar en que nunca había visto a Francisco sin su camiseta…o su traje de neopreno. Observó su piel tostada por las muchas horas que había pasado en el barco en shorts y la parte superior del bikini…Él en cambio, siempre con sus viejas camisetas de surfero… Le vino la imagen del día en el que se habían bañado en alta mar y él la había seguido al agua, aún enfundado en su traje… La excusa fue que le costaba mucho sacárselo…Recordaba cómo se lo había dicho riendo y, acto seguido, la tiró por la borda…Una broma divertida para despistar…
Ya en el Hotel, se quedó sentada en la terraza, mirando el mar y pensando en el extraño comportamiento de aquel hombre. Por un instante, sintió el beso salvaje en sus labios. Rememoró el abrazo, sus caricias y… el momento que fue ella la que quiso tocarlo y cómo él se apartó de forma inmediata.
El camarero le trajo un café espresso. Era un amable señor de mediana edad, con el carácter abierto del que hacen gala los gaditanos. Se habían hecho amigos en el turno del desayuno, cuando aquel hombre le había proporcionado los medios para hacerse “pa amb tomaquet”, cosa que no se estilaba en Cádiz.
-Juan, quisiera hacerle una pregunta. ¿Usted conoce a Francisco, el patrón del “Neptuno”?
-Ay, hija mía. Claro que lo conozco. Francisco es un clásico por esta zona. Un buen hombre, te lo digo yo. No hagas caso de lo que dicen.
-¿De lo qué dicen? ¿Qué es lo que dicen de Francisco?
-Ya sabes que el muchacho se pasa muchas horas en el mar… Y que es muy bueno en el surf y en la apnea. Ha ganado muchas competiciones… Una mujer que dice que tuvo algo con él, fue la que inició el rumor…
-¿Qué rumor? No he oído nada, Juan.
-Nada. Una tontería…Dice que Francisco tiene escamas en el cuerpo…Que es como un pez… Un hombre-pez. ¿No te he dicho que eran tontadas? Es un buen tipo que se preocupa por los vecinos y por la gente del lugar y esa mujer… Ni sé quien es. Una lianta. Se fue del pueblo hace tiempo…
Joana le agradeció a Juan la información y apuró su café de un trago. Mientras subía las escaleras que llevaban a su habitación, varias ideas acudían a su mente. Estaban desordenadas y no tenían mucho sentido. ¿Un hombre-pez? Recordó que en algún lugar había leído sobre el tema. Conectó el ordenador portátil y se dio cuenta que aún llevaba la camiseta en sus manos… Francisco…
Tras varias horas de investigación, encontró lo que buscaba: “El hombre pez de Liérganes, apodo de Francisco de la Vega Casar, es un ser legendario de la mitología de Cantabria. La primera reseña en la que aparece el relato del hombre pez es en el volumen VI del Teatro Crítico Universal de Fray Benito Jerónimo Feijoo. Posteriormente José María Herrán escribió un libro titulado El hombre-pez de Liérganes (Santander, 1877).”
¿Su Francisco, era Francisco de la Vega Casar, el hombre pez de Liérganes? Era una locura o…no. De repente, tuvo miedo. Él nunca le había mostrado su torso porque escondía sus… ¿Escamas? Dominaba la apnea, más que eso, era capaz de estar un tiempo imposible para un ser humano bajo el agua… Las referencias a información inédita del fondo marino que él le había aportado, su forma de desenvolverse en el mar… Todo parecía indicar que Francisco ocultaba algo. Sólo había una opción posible y era la que su “yo científico” le gritaba con furia: Compruébalo.
Miró su reloj. Si se daba prisa, podía llegar al “Neptuno” antes que el partiera hacia Tarifa. Con el pelo hecho un desastre y la camisa arrugada, se dirigió hacia el embarcadero.
-Francisco, ¡Hola!- gritó hacia la cubierta del barco. Había llegado a tiempo- Soy Joana. ¡Tengo tu camiseta!- Agitó la prenda a modo de saludo.
Francisco salió de la cabina, con cara de no haber dormido y protegiendo sus ojos del sol.
-¿Joana?- dijo sorprendido- ¿Qué haces aquí?- Miró sus manos – ¿Y por qué tienes mi camiseta?
-Es largo de explicar… ¿Me invitas a bordo?- le preguntó mientras subía la escaleta hacia él.
-Mmm Me voy a Tarifa en una hora.- le respondió con un deje de duda en su voz- ¿Qué necesitas?
-Tocarte.
-¿Qué? ¿Qué has dicho?
- Me has oído perfectamente. Tocarte. Vamos dentro.- Lo cogió de la mano e intentó guiarlo al camarote interior.
- Estás loca, Joana. – Francisco se paró en seco y cogió las manos de la mujer- No sabes lo que dices.
-. Quítate la camiseta, Francisco.
-. Te digo que está loca. Como una cabra. ¿Qué te pasa?
Joana se abalanzó sobre el hombre y se agarró al cuello de la vieja camiseta de algodón que llevaba. Se colgó con todas sus fuerzas y la tela se rasgó, dejando al descubierto el musculoso torso de Francisco y…sus escamas. Él dio un paso hacia atrás, alejándose de ella pero sus manos lo detuvieron. Se acercaron a su cuerpo y a la línea de piel plateada que bajaba por el centro de su tórax. Joana deslizó los dedos por la línea de piel suave y delicada. Oyó como él suspiraba. Lo hizo volverse, y observó la misma franja plateada, siguiendo el recorrido de la columna vertebral. Acercó sus labios y besó toda su longitud. El cuerpo de Francisco se estremeció violentamente. Se dio la vuelta y la estrechó con fuera entre sus brazos, mientras su boca la reclamaba. Rasgó, a su vez, la camisa blanca de Joana y dejó que sus sentidos se calmasen antes de acercarla y sentirla. Piel contra piel.
-¿Cómo lo has sabido?-le susurró al oído mientras sus manos buscaban el cierre de sus jeans.
-He investigado… ¿De verdad eres un hombre – pez?- le preguntó ella, con la respiración entrecortada, ya desnuda entre sus brazos.
-Sí.- le respondió él, acariciando sus pechos con la boca.
- ¿Y vives desde 1877? – Casi no podía pensar al estar sometida a aquellas sensaciones tan intensas- Si me dices que “Sí”, me muero ahora mismo.
- No te mueras ahora, Joana. No, amor mío. Tengo 42 años. Las leyendas se inician en mis antepasados y es una condición hereditaria pero vivimos igual que los hombres.
-Mmm- Lo que le hacía con la boca, la estaba volviendo loca- Me dejas más tranquila. Oye, ¿Y respiras en el agua? ¿Y…?- La pregunta murió en sus labios, cuando se vio asaltada por la boca de Francisco, por su lengua y su…
-Joana, deja de hablar. Te prometo que te explicaré todo lo que quieras saber pero…después de hacerte el amor. Lo estoy deseando desde el primer momento que te vi…
Joana lo miró y vio en sus ojos que, por fin, había encontrado a su “hombre ideal”. Encajó su cuerpo bajo el de Francisco y lo abrazó.
Sus manos acariciaron la delicada piel plateada mientras él la guiaba. Iría hasta dónde su hombre-pez, la quisiera llevar…
The End
NB 1 : Leyenda del hombre pez de Liérganes:
NB2 : Antología de Romance Paranormal para descarga gratuita en Editora Digital