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Nevando voy (Maitena Muruzabal, Candela Figueira, 2.008)

Publicado el 03 mayo 2011 por Rugoleor @rugoleor

Nevando voy (Maitena Muruzabal, Candela Figueira, 2.008)

Nevando voy (Maitena Muruzabal, Candela Figueira, 2.008)

S/C

 

Estadísticas:

Crítica: 5,816 Público: 6,039 España: S/C Rugoleor: S/C

Espectadores: 5.886 Recaudación: 32.050,10 € Visitas: 0 Popularidad: 0,00%

 

Ficha:

Título original: Nevando voy

Directores: Candela Figueira, Maitena Muruzabal

Guionistas: Candela Figueira, Maitena Muruzabal

Intérpretes: Laura de Pedro, Gabriel Latorre, Asun Aguinaco, Xabi Yárnoz

Productores: Daniela de Carlo, Candela Figueira, Maitena Muruzabal

Fotografía: Robert Christopher Webb

Música: Airam, Gonzalo Díaz Yerro

Montaje: Eduardo Chibás Fernández

Nacionalidad: España

Año: 2.008

Duración: 98 minutos

Edad: Todos los públicos

Género: Drama, Fantástica

Distribuidora: Cronopia Films, S. L.

Estreno: 21-11-2.008

WEB Oficial: http://cronopiafilms.blogspot.com/

 

Sinopsis:

Se avecina la temporada de invierno. En la sección de embalaje de cadenas para la nieve de una fábrica, los pedidos empiezan a amontonarse. Javier, el encargado, pide refuerzos. Jairo es trasladado de otra sección. Ángela y Karmentxu llegan de una empresa de trabajo temporal para trabajar dos semanas. De seis a dos, los cuatro embalan cadenas en silencio, cada uno en su mesa. La meteorología anuncia temporal y el trabajo se prolonga. Sin darse cuenta, Ángela empieza a romper las reglas del trabajo y poco a poco éstas van cambiando.

Comentario:

La bonaerense Candela Figueira y la gallega Maitena Muruzabal debutan tras las cámaras con una idea enraizada en una experiencia vital de la segunda. Con ajustado presupuesto, recrean el calor humano que surge entre cuatro personas, muy diferentes entre sí, cuando coinciden en una fábrica de cadenas para coches. Con la llegada de las primeras nieves, los pedidos se acumulan y el trabajo se hace más urgente, pero la presión no impide que salten chispas de amistad.

Crítica:

25.11.2008 – JOSU EGUREN

Límite: setenta y dos horas

Calculo que apenas quedan setenta y dos horas para que “Nevando Voy” pase al limbo de las óperas primas españolas, a pesar de que su pareja de directoras haya tenido que pasarse un año entero peregrinando de festival en festival buscando una oportunidad para asaltar la cartelera.

Tampoco me extraña, porque “Nevando Voy” es uno de esos títulos que llegan y se van sin hacer ruido, y que con suerte, mi suerte, alcanzan a pellizcar algunos corazones. Y no lo digo para que se amontonen a las puertas del cine, cosa que dudo, sino para llamarles la atención sobre una película que merece la pena. Filmada con una escasez de medios ajena incluso a las películas etiquetadas como ‘independientes’, “Nevando Voy” aborda el tema de la precariedad laboral desde la perspectiva de dos mujeres que lo han vivido en primera persona. No sabemos si la protagonista, Ángela, es el alter ego de Maitena (Muruzabal), pero seguro que ambas hicieron turnos en la sección de embalaje de la misma fábrica de cadenas. Esa fábrica que poco a poco se va convirtiendo en el hogar de un grupo de desconocidos, trabajadores indefinidos y temporales, los cuales, una vez vencidos los titubeos iniciales, traban una amistad profunda y sincera. Pero Maitena y Candela no se lo juegan todo a una carta, y logran entretejer en las línea del guión episodios dramáticos con otros cercanos a la comedia. Todo ello respetando los tiempos, sin recurrir a la sensiblería más hortera, aunque las lágrimas terminan apareciendo como un síntoma de que las emociones consiguen ablandarnos cuando se expresan de una manera tan honesta.

No esperen mensajes extremadamente positivos, porque, leída con atención, “Nevando Voy” podría convertirse en un relato desesperanzador sobre la perversidad de un sistema laboral que ahoga y aliena. Todos entramos en la rueda, pero unos pocos demuestran que la felicidad, pasajera, es posible arrancarla incluso de las cosas más pequeñas.


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