“Neverland», de Paloma González Rubio

♦+12 juvenil♦

«Nadie quiere ir a Neverland. Nadie debería terminar allí. Pero es el destino de numerosos menores atrapados en redes de trata de personas que terminan convertidos en esclavos sexuales. »

Reseña escrita por Merche Rodríguez Calzado.

Neverland, como metáfora de una realidad cruel y despiadada, es el último título de la novelista Paloma González Rubio, que nuevamente publica en la todavía flamante editorial La Esfera Azul, hermana de la veterana La Esfera de los Libros.

Podría decirse que es la continuación de Dead Boys, su anterior libro, y sin embargo, salvo partes de la trama, puede leerse de manera independiente. Y si la novela sobre las bandas juveniles, que asolan España desde hace años y que en sus picos de violencia se asoman a los informativos, era dura Neverland es brutalmente espectacular. Brutal por el contenido y espectacular por la forma en la que la autora trata un tema tan descarnado y tan doloroso. Y así, la novelista como una pintora realista retrata los márgenes de la sociedad, los más sórdidos. Los que nadie quiere mirar.

Desde muy pronto en la novela se sabe que Carlota, hija de una familia bien, desaparece y se sabe que ha caído en una red que explota a las personas. Y se muestra tal cual, sin adornos y, sin embargo, el estilo y el vocabulario, casi preciosista en algunos momentos, permite seguir leyendo. Aunque haga daño. Aun así.

Nuevamente, como en Dead Boys, varias historias se entrecruzan en un mismo tiempo que el lector sigue de manera cómoda gracias al corte transversal que hace Paloma González Rubio y es que cada una de esas tramas, que se identifican con diferentes ilustraciones en el arranque de cada capítulo, ofrecen lecturas diferentes del libro.

Así, la autora define esa estructura delineada con meticulosidad y cuando habla de Garfio, uno de los personajes afirma que “simboliza todo lo que representa el país de nunca jamás”, al referirse a las piezas de puzle que abren ciertos capítulos asegura que se refieren “a las piezas que faltan o que sobran” y añade “siguiendo la línea de los pijos, la claqueta, te aparece una serie completamente distinta que es la que simboliza las series que ven los chicos hoy”, para rematar: “El tratamiento de los personajes es completamente diferente en unas historias y otras». Este buen hacer novelístico es algo que se percibe a simple vista y facilita la lectura de la novela, te hace partícipe y te envuelve hasta tal punto que dejar el libro se hace complicado.

Es, sin duda, una novela plagada de capas, de detalles. De minuciosidad. Como la de un cirujano que conoce con certeza los pasos que da. Neverland es un pozo sin fondo porque, ¿la maldad tiene fondo? Y esas capas las descubres a medida que avanzas en la lectura que suscita demasiados temas que la sociedad parece no querer abordar o bien porque piensan que no va con ellos, porque no es tema de lectura apropiado o, sencillamente, por miedo a descubrir el riesgo en el que pueden estar los adolescentes hoy en día.

Y por ello le pregunto si como autora no teme perder a los padres al contarle a sus hijos historias tan duras y su respuesta no deja lugar a dudas: “A mí lo que me da miedo es que los adolescentes no estén informados porque están jugando con un fuego que no entienden. El riesgo que corren cuando responden a mensajes de ciertos perfiles, cuando les empiezan a mandar regalos, les piden vídeos…  no se dan cuenta de que están en peligro”.

Me cuenta también que además de haber navegado en la deep web, esa internet oscura y peligrosa en la que ha llegado a encontrar instrucciones para ser la mejor prostituta, el libro se nutre de hechos reales (novelados) e historias, muy tristes, que han ocurrido y que Paloma González Rubio novela.

A la salida de una de las charlas con adolescentes sobre su anterior libro, Dead Boys, “me encontré con una chica que me contó que se estaba levantando unos 3.000 euros sin que sus padres se enterasen”. Se podrán imaginar: ‘trabajaba’ en redes que juegan con el erotismo, por decirlo suavemente, y sí, existen medios que los jóvenes conocen para ingresar dinero sin ningún tipo de control parental.

Neverland está llamado a ser un libro de lectura necesaria entre los adolescentes y, también, sus padres. Los primero para saber a qué se arriesgan sin ni siquiera sospecharlo y los segundos, para evitarlo.

Habrá una tercera parte, aunque toca esperar.

De momento, Neverland ya se ha presentado en la librería Serendipias, de la librera y novelista Elena Martínez Blanco. Después pasará por Zaragoza, Cartagena, Valencia…

De este nuevo reto Paloma González Rubio ha vuelto a salir más que airosa. Le sientan bien las apuestas arriesgadas y lo confirma en cada título.

Léanlo, merece mucho la pena.

Paloma González Rubio con Merche Rodríguez Calzado (archivo)

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Paloma González Rubio con Merche Rodríguez Calzado (archivo)

La autora:
Paloma González Rubio nació en Madrid e 1962. Es licenciada en Filología Semítica y en la actualidad vive entre la montaña y el mar. Es autora de las  novelas: Epitafio (2010) y El delito de la lluvia (2014).
Forma parte del colectivo de autores de literatura infantil y juvenil que pergeñaron las novelas Aurora o nunca (2018), y Aurora y en la hora (2021). En 2019 obtuvo el premio Alandar con la novela João. Es autora de otras novelas juveniles: Antípodas (2019) y Ventanas (2021), esta última finalista del XVIII premio Anaya y ganadora del premio a la mejor novela nacional independiente de 2021 concedido por la revista El Templo de las Mil Puertas.
Colaboradora de Zenda Libros y RNE, imparte el minitaller de creatividad literaria del programa El gallo que no cesa.

El libro:
Neverland ha sido publicado por la Editorial La Esfera Azul en su Colección +12 juvenil. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 300 páginas.

Como complemento pongo un vídeo en el que Paloma González Rubio nos habla de su novela Neverland.

Para saber más:
https://twitter.com/palomaglezrubio
https://www.instagram.com/explore/tags/palomagonz%C3%A1lezrubio/?hl=es