Revista Cultura y Ocio
En 1977, llegaba a las pantallas “New York, New York” de Martin Scorsese, su primera película de alto presupuesto; una incursión en el género musical de la mano de Liza Minnelli y Robert de Niro.
Un homenaje al jazz y a Nueva York.
La película fue un fracaso en taquilla, una gran inversión en una producción que no consiguió el favor del público.
Una verdadera delicia, a pesar del fracaso, en especial para los amantes del jazz.
Una historia de amor entre artistas, una historia de amor al jazz, una historia de amor por una ciudad…
Es precisamente en el género, musical, y el jazz en particular, donde reside su atractivo y su mayor hándicap, ya que, para aquellos quienes los musicales no se encuentren entre sus preferencias, aún no siendo un musical al uso, y no sean precisamente amantes del jazz, la película puede hacerse lenta, incluso larga (dos horas y media de metraje).
Es ésta una de esas películas donde el tema principal de la banda sonora trasciende la película, y, frente al fracaso de “New York, New York” película, la canción adquirió una popularidad y trascendencia más allá del film, popularidad a la que contribuyó la versión de Sinatra, sin duda, convirtiendo la canción en un himno para los neoyorquinos.
Posiblemente mucha gente desconozca el origen de la canción y ni siquiera haya oído hablar de la película de Scorsese, pero la canción, esos primeros acordes, todos los hemos escuchado alguna vez.
Ladies and gentlemen, Liza Minnelli
Grande Liza, muy grande...