Uno de los yacimientos antiguos más famosos de Irlanda es Newgrange, un monumento construido entre 3.300 y 2.900 a. C. según las pruebas de carbono 14 (Grogan 1991).
Esto lo hace 500 años más viejo que la Gran Pirámide de Giza de Egipto, y 1.000 años más viejo que Stonehenge (aunque las primeras etapas de Stonehenge son aproximadamente aproximadamente el mismo tiempo que Newgrange). Este antiguo monumento también es anterior a la cultura micénica de la antigua Grecia.
Permaneció perdida durante más de 4.000 años debido a una disminución del montículo hasta que fue descubierto en el siglo XVII por gente que miraba piedras de construcción y lo describió como una cueva.
Newgrange fue excavado y restaurado entre 1962 y 1975 bajo la supervisión del Profesor Michael J. O' Kelly, del Departamento de Arqueología del Colegio Universitario de Cork (O' Kelly 1986).
La mayoría de las piedras (200.000 toneladas de roca) proceden de los alrededores de la construcción, aunque las piedras de granito y cuarzo de la fachada fueron transportadas desde lugares más distantes, probablemente desde Wicklow y Dundalk Bay, respectivamente.El verdadero propósito de este antiguo monumento sigue siendo un misterio, aunque los expertos creen que fue un centro religioso de algún tipo.
Curiosamente, Newgrange parece estar orientada astronómicamente: cada año, en la mañana del solsticio de invierno, la luz solar penetra en el pasillo e ilumina el suelo de la cámara durante 17 minutos.
Algunos han especulado que el Sol habría tenido una gran importancia en las creencias religiosas de la gente que lo construyó, y otros han tomado el hallazgo como referencia para los estudios arqueoastronómicos en otros monumentos similares, aunque la alineación de Newgrange es la única que se ha demostrado de forma fiable y podría ser el resultado del azar.Todo el monumento estaba intrincadamente tallado.
Newgrange contiene numerosos ejemplos de arte rupestre neolítico abstracto tallado en ella que proporcionan una decoración, aunque algunos autores han especulado que su diseño es algo más que arte, ya que los investigadores han demostrado una estrecha conexión entre el antiguo yacimiento y el sol, concretamente el Solsticio de Invierno; el sol naciente brilla directamente a lo largo del largo pasaje, iluminando la cámara interior y revelando las esculturas interiores, especialmente la triple espiral en la pared frontal de la cámara.
Las tallas de Newgrange encajan en diez categorías, cinco de las cuales son curvilíneas (círculos, espirales, arcos, serpentiformes y punto-en-círculos) y las otras cinco son rectilíneas (chevrones, pastillas, radiales, líneas paralelas y desvíos).
También están marcados por grandes diferencias de estilo, el nivel de destreza que habría sido necesario para producirlos y la profundidad de su tallado.
En cuanto al propósito exacto del monumento, varios autores creen que Newgrange pudo haberse centrado en la astronomía, ingeniería, geometría y mitología asociadas con los monumentos de Boyne.
Los investigadores especulan que el monumento fue un importante centro astronómico y que el sol formó una parte crucial de las creencias religiosas del pueblo neolítico que lo construyó.