Lunes 14 de Noviembre de 2016
Josep Drudis es un excelente astrofotógrafo que ha dado a Universo Mágico el permiso expreso para publicar su trabajo, de su página web Astrodrudis recogimos una imagen cuyo procesamiento supone la calidad elevada a la máxima expresión. NGC 7293 es generalmente conocida como la nebulosa de la Hélice. Es una nebulosa planetaria bastante grande, la podemos encontrar en la zona del cielo que ocupa la constelación de acuario. El hecho de que la distancia respecto a la Tierra es bastante pequeña, 750 años luz, permite que pueda ser vista con todo detalle. Algunas personas la llaman "El Ojo de Dios", pero este nombre no ha reemplazado al más popular de la Hélice. Sorprendentemente, a pesar de su cercanía, esta nebulosa se descubrió muy tarde, por Karl Ludwig Harding antes de 1824. Un hecho interesante es que esta nebulosa contiene nudos. Estos nudos pueden ser vistos fácilmente en ambas imágenes, pero la imagen de banda estrecha les muestra con un detalle fino. Su estrella central, una enana blanca, es lo suficientemente caliente como para brillar en la emisión de rayos-X. Algunos autores consideran que esta enana tiene una compañera que no ha sido detectada, probablemente responsable de una gran cantidad de los rayos X emitidos.
Su aspecto es muy similar a la nebulosa del Anillo (M57) y sus características físicas son parecidas a las de la nebulosa Dumbbell (M27). Este objeto es un ejemplo de nebulosa planetaria formada por una estrella similar al Sol en los últimos estados de su vida. Los gases expulsados por la estrella aparecen desde nuestra perspectiva como si viéramos una hélice desde arriba, de donde proviene su nombre. La edad de la nebulosa, basada en su ritmo de expansión, se estima en unos 10.600 años aproximadamente. Un equipo de astrónomos ha establecido que la estructura de esta nebulosa es más compleja que lo que inicialmente se creía, consistiendo en dos discos gaseosos colocados casi perpendicularmente uno respecto al otro.
Observaciones con rayos X, son los que proporcionan evidencia sobre la existencia de una estrella acompañante. Así, uno de los discos puede ser perpendicular al eje de rotación de la estrella agonizante, mientras que el otro está situado en el plano orbital de las dos estrellas. Se cree también que los discos se formaron durante dos períodos diferenciados en donde hubo pérdida de masa por parte de la estrella moribunda, mientras el disco interior se formó hace unos 6.600 años, el exterior surgió hace 12.000 años. Además, el disco interior se está expandiendo algo más rápido que el exterior. A pesar de su gran tamaño aparente, es un objeto difícil de ver debido a su difusión, requiriendo cielos oscuros y el uso de instrumentos lo más luminosos posible, como unos prismáticos o un telescopio funcionando a bajos aumentos. Un filtro nebular acoplado al ocular del telescopio puede ayudar bastante a su observación.
Fotografía OriginalCrédito: Josep Drudis / Astrodrudis