Revista Toros

Ni toros ni toreros

Por Malagatoro

Confirmacion Nazare

Nazaré confirmó alternativa en las Ventas. Foto: Fernando Toquero/Burladero.com


Sobre la corrida de ayer en Las Ventas. Toros de El Cortijillo/Abellán, Leandro, Nazaré (confirmaba).

De la crónica de Enrique Martín en OPINION y TOROS:

“Empieza este mes de ayuno familiar y hartazgo taurino y con lo primero que nos merendamos es que esta crisis que nos está desangrando por momentos, no respeta a nadie, ni tan siquiera al Santo Patrón. Un hombre piadoso al que los ángeles le hacían el trabajo en el campo. Pero ya digo que la situación no distingue entre la bondad y el pecado y éste no tiene límites. ¿Quién se ha atrevido a robarle los bueyes a Isidro? y es más ¿quién se ha atrevido a soltarlos en la plaza de Madrid como si fueran toros de lidia? Pues alguien con muy mala baba, está claro. No se han esforzado ni en camuflar el fraude, les han puesto unas tiras de colores, han anunciado que eran de la ganadería de El Cortijillo y pa’lante, como los de Alicante. Para ser bueyes han sido muy bravos, pero como toros dejaban bastante que desear. Les molestaba todo, el palo del picador, las banderillas y todo lo que sucediera cerca de los terrenos de toriles.

Pensé que alguno de ellos merecía ser dibujado, pero sin el arado o el carro detrás, no decían demasiado. Pero esto no iba a ser problema, seguro que los de las medias rosas o los montados a caballo presentarían argumentos suficientes para ser retratados mostrando su idea del toreo. Pero a veces uno se pasa de optimista.”

De la crónica de Antonio Lorca en El País:

“Reséñense tres admirables pares de banderillas, dos en el segundo y uno en el quinto, y un par de chicuelinas ceñidas de Nazaré, y ahí acabó la primera corrida del abono madrileño. Si se tiene en cuenta que el festejo comenzó a las siete y acabó a las nueve y diez, y entre los garapullos y los capotazos no se empleó más de un minuto, se hacen apuestas sobre lo que ocurrió el resto del tiempo. Pues, sí, eso mismo: un insoportable aburrimiento de una corrida sin toros ni toreros, de esas de las que sales con dolor de huesos, el alma por los suelos y perdida esa ilusión con la que llegaste el primer día.

‘Ya no vengo más’, y ese grito surgido del tendido dolió como una puñalada trapera, rechinó en los oídos y rompió el ambiente. Y dice que no viene más porque está cansado de estar harto, de toros insufriblemente mansos y sin atisbo de clase; y sin toreros cargados de sueños y de mimbres técnicos.

Porque ayer no hubo toros; dicho de mejor modo: no hubo toros de los que se crían en la modernidad. Muy mansos todos, broncos, huidizos, reservones, parados, avisados e inciertos. Toros imposibles para la faena de hoy.

Pero tampoco hubo toreros, y entiéndase que no es lo dicho falta de respeto, sino una triste constatación de la realidad. Cuatro de los seis toros fueron picados en la puerta de cuadrillas, lo que da idea de la lidia desastrosa que presidió la tarde. No fue fácil la corrida, claro que no, pero a las cuadrillas se les presume el conocimiento suficiente para estar a la altura que exigían las difíciles circunstancias de ayer. Pero, no.”


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