Hoy en día la televisión argentina esta sufriendo una especie de monoteísmo en donde solo se adora, se ve y se critica a una sola persona que junto a sus discípulos gobiernan el alma de los televidentes. Estos mismo fieles todas las noches (y ahora por las tardes también) se sitúan en su hogar para venerar a este dios de la TV. Una nueva religión esta naciendo en la Argentina y viene de la mano del control remoto. ¡Cuidado televidente, puede ser una secta!
La multiplicación rizomatica de lo que sucede en Showmatch o Bailando por un sueño o “en lo de Tinelli” da un poco de asco ya que no solo el programa mismo se nutre de lo mas ruin del ser humano sino que los otros caranchos se encuentran con la red preparada para captar todo aquello que el dios da, tira y fabrica. Así se va moviendo la televisión en la argentina. Lo que ocurre en Showmatch luego es fruto de comentarios, peleas, desvaríos y otras tantas ridiculeces en la mayoría de los programas que completan la grilla. Así va girando la pelota.
¿Verdad o ficción?, ¿Show o escándalo?, ¿Ridiculez o bizarría? No importa la respuesta, la realidad psíquica es lo que vale. Y esto se consume, por eso existe y cada vez son más los devotos que promulgan hacia la capilla boba buscando despejar sus cabezas y alejarse de la realidad. Esto es lo que les brinda Tinelli y sus clérigos.
Pero por suerte existe un día a la semana que parece que las aguas se calman, el dios se duerme y aparece lo bueno de la televisión argentina. Ese día es el miércoles, casi casi en su ocaso, podemos ver dos series que valen la pena comentar, seguir y no olvidar. Estas briznas del desierto son la ya comentada aquí Para vestir santos y el nuevo estreno de TELEFE Lo que el tiempo nos dejo.
Dos superproducciones que nos invitan a ver a grandes actores, dos series de televisión con una extraña mezcla de teatro y de cine, dos bichos raros en la TV actual en la que se juega mucho mas la calidad que la cantidad.
A esta altura, ambas, se convierten en el under televisivo, en lo marginal, en aquello que esta al borde, en la minoría que no logra imponerse en la grilla, una grilla dominada por las heces de este gran dios denominado Tinelli. El mundo del revés diría alguna escritora.
Esperemos que esto pronto cambie, que haya mas Para vestir santos, mas Lo que el tiempo nos dejo, mas Peter Capusotto también y menos bailando por un sueño y sus meras reproducciones matutinas. No quiero una televisión monoteísta que se rige por lo que hace su dios, quiero opciones, quiero variedad ya que cuando el hombre se cree Dios convierte a la tierra (televisión) en un infierno.