Hoy es un nuevo día. Un gran día. Estás a punto de presenciar mi primer desfile para Louis Vuitton. Las palabras no pueden expresar exactamente la emoción que siento ahora mismo… y sobre todo, la gran felicidad que me provoca estar aquí, siendo consciente de que mi expresión estética está en armonía con la filosofía de Louis Vuitton. El legado orgulloso. La inspiradora historia que mira al futuro, y al mundo. La búsqueda de autenticidad e innovación. El deseo de la atemporalidad. ¿Acaso cualquier diseñador no busca como fin crear algo realmente atemporal? Desde aquí rindo homenaje al trabajo de Marc Jacobs, cuyo legado espero sinceramente honrar. Y os doy las gracias a todos vosotros por estar ahí y compartir este momento conmigo. Gracias a todos los que me habéis ayudado a escribir esta nueva historia y a hacer de Louis Vuitton lo que es, y gracias especialmente a todos los que han trabajado conmigo. Gracias a todos los que están aquí el día de hoy, en esta mañana. Ahora mismo.
Nicolas,
March 5th 2014
Esta sincera carta recibía a los invitados del acontecimiento más esperado del año: el debut de Nicolas Ghesquière como director creativo de Louis Vuitton. Todas las tendencias del próximo otoño están comprimidas aquí, y aunque en unos meses arrasen en las perchas de las cadenas fast fashion, pero Ghesquière ha sabido hacer el hincapié exacto en el lujo –véase los abrigos y tops de cocodrilo– que denota su respeto y conocimiento para/con la misión que se le ha encomendado. Eso incluye el uso de la marroquinería en una presencia sutil aunque constante del cuero, y por lo tanto la conjugación de éste en abrigos, topso vestidos al biés que flirteaban con el tweed y formaban un trampantojo donde bordados metalizados jugaban al ilusionismo que les hacía parecer auténtico pelo animal. Durante algunos instantes, la mente del francés volaba libre en vestidos con mangas de volantes y prints florales –los encarnaba a la perfección Liya Kebede– ante la atenta mirada del público.
Una de las mayores señales de cambio, sin duda, han sido los complementos: todos los bolsos son inéditos en un desfile que reduce la escala del clásico baúl Vuitton a dimensiones de clutch y deja a reversionados Speedy sin una de sus asas, mostrando por el camino un humor implacable. ¿Quién, si no él, puede incluir en una firma de culto al cuero una chaqueta metalizada –lucida por Julia Nobis– o combinar en una falda A plisados con terciopelo en efecto escamado? Ghesquière tiene una capacidad innata para interpetar herencias y llevarlas a su propia identidad sin que dejen de ser lo que son. Y solo por ese don, el aplauso es innegable.
Foto: © InDigital – Texto Vogue.es