Revista Cultura y Ocio
Así como lo digo. No sé cual sería la traducción al español. No una tan ofensiva como la carga que llevan en inglés estas dos palabras. Son palabras utilizadas largamente en los Estados Unidos de América cuando eran un país políticamente incorrecto y próspero (curiosa la asociación de ideas). No son, en absoluto, términos defendibles, pues por lo visto son de una agresividad desmedida.El caso que nos ocupa está relacionado directamente con estas dos palabras. Acontece que son dos palabras que mi adorado Mark Twain, como buen americano y sureño, utilizaba sin medida en dos de sus novelas más famosas, "Las Aventuras de Tom Sawyer" y "Las Aventuras de Huckleberry Finn". Twain era, además de un sureño de traje blanco, hombre del Mississippi y tahúr, un miembro de la Liga Anti-Imperialista, pacifista, y profundo defensor de la libertad de culto y de la igualdad entre los hombres. No es que lo suponga. Es que libros como "El Incidente Filipino" o su proclama antibelicista en la guerra Hispano-Americana (a las víctimas de las leyes educativas post73, sí, tuvimos una con los Estados Unidos. Perdimos) son el botón de muestra para tal afirmación. Sin embargo, una de las obsesiones de Twain era el realismo máximo de sus entornos novelísticos y una obsesión filológica absoluta por preservar por escrito los múltiples dialectos o argots, slangs, de unos Estados Unidos a los que aún no había unido - perdonen la redundancia, más que buscada - la televisión y la ignorancia de sí mismos. En estos días un bienpensador, un cachondo un homo actualis, un gilipollas, un comehostias, ha tenido la brillante idea de, desde su cátedra universitaria, "traducir" a Twain al inglés actual, sustituyendo los términos "nigger" e "injun" y adaptándolos a nuestros ñoños tiempos, con el aplauso de más de un cretino a ambos lados del Oceano Atlántico, ya que del otro lado del Pacífico están en cosas más prácticas.Ahora, os imagino, entre indignados y riendo, "están locos estos americanos"... Pues no anda muy lejos de nuestras correcciones memórico-históricas, nuestro quitar cabezas de moro del escudo de Aragón, cruces de las plazas de los pueblos o, si me apuráis, voladuras de Valles de los Caídos. Porque la reflexión que quiero hacer con mi breve texto es la siguiente. Los libros de historia se escriben según la perspectiva histórica del momento, haciendo muy fácil ser antifascista en el Siglo XXI, pero sin explicar lo fácil que era ser fascista en los años 30 del Siglo pasado. Pero siempre nos quedan los poemas, las novelas, donde refugiarnos y entender algo tal y como era o lo veían los contemporáneos del protagonista o del autor. Si comienza un sistema de corrección de nombres y palabras en dependencia de la moda editorial los tiempos... qué dirán los arrogantes chinos de nosotros? Qué dirán de los logros de la ciencia? Qué se podrá esperar, si se corrige a Kerouac o Malaparte, o Brecht u Orwell? Porque no está bien visto hablar mal del socialismo, por ejemplo? Si resulta chocante o molesto lo que contaba Huxley de sus drogas... O incómodos textos procaces de Casanova, Denon o el propio Sade? O el sobrevalorado y misógino Bukowsky?Una de las atacantes de éste ataque a la libertad y a la cultura, la blogger y editorialista Michelle Malkin, visiblemente estadounidense y visiblemente asiática, utilizó, muy acertadamente la frase "los escolares de América han sido robados por censores ignorantes que están demasiado ocupados contando las palabras de Twain como para entenderlas y por profesores incompetentes, demasiado vagos como para enseñarlas" El própio Twain dijo que "la diferencia entre la palabra correcta y la casi correcta es un asunto enorme" Ya en los aviones y muchos países, las películas sufren la neocensura protectora de sexo, palabros y rock and roll. Ya han empezado con los libros, vistiendo la censura de sacrosanta cruzada contra la intolerancia humana, que es perenne. Un favor que nos hace ese hijoputa. Esperad, que aún veremos tapar las tetas y el coño de las Majas. Sí, he escrito coño.