Por efecto del azar hemos tenido la oportunidad de ver casi al mismo tiempo el Museo Tesla de Belgrado y la exposición Suyo es el futuro que ha organizado Espacio, la Fundación de Telefónica en Madrid.
Con buena lógica se presenta al científico serbio-americano Tesla como profeta. Aparte de las contribuciones fundamentales como la generación de corriente alterna o la radio, sus anticipaciones de la transmisión inalámbrica de energía o el control remoto le sitúan en plena actualidad.
Visionario y soñador, podemos encontrar en sus críticos, como tantas veces, la mejor expresión de sus virtudes. Como Marconi que se atrevía sin sonrojo a decir que: perdía el tiempo con Dios sabe qué, mientras le despojaban del Nobel.
El Museo de Belgrado ocupa un recoleto palacete con poco espacio. Visitarlo en sí mismo es un poco soso. Todo cambia en la visita guiada, serbio e inglés, cuando se pone en marcha los arcos voltaicos, se encienden los tubos fluorescentes o se endereza el huevo de Colón. Toda una vibrante y espectacular experiencia. Pocos medios pero muy bien aprovechados.
En Madrid casi tenemos el reverso, un cuidado y excelente diseño gráfico, ampliado con los inventores españoles de la época, con dispositivos como el telekino de Torres Quevedo y un intento de reproducir las experiencias radiantes que lamentablemente se había estropeado en la primera semana.
La exposición de Madrid enseña además la influencia en el arte y la literatura del gran soñador. Muy recomendable. Permanecerá abierta hasta el 15 de febrero de 2015.
Cuando Newton teorizó la gravitación, sus críticos continentales, racionalistas cartesianos, le reprocharon lo poco riguroso de la acción a distancia. El inglés se defendió con su celebre hipótesis non fingo. Faraday y Maxwell salvaban el tema de los campos con el eter, para recabar en Einstein que elimina el eter y la acción instantánea. El sueño de Tesla de la transmisión a distancia vuelve a estar vigente.